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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

Soberanía financiera europea

Las amenazas de Donald Trump a las empresas europeas que no suspendan sus tratos con Irán dan razón a quienes hablan de la conveniencia de hacer frente a la hegemonía financiera norteamericana, basada en el dólar. Aunque presidentes anteriores a Trump se han aprovechado de la condición del dólar como moneda principal de reserva para doblegar voluntades, nunca se había llegado a los extremos del actual ocupante de la Casa Blanca.

No va a ser sin duda una tarea fácil competir con el dólar, habida cuenta de la absoluta dominación de esa moneda en las transacciones comerciales internacionales. Así, por ejemplo, en torno a un 80% de las importaciones europeas de energía se pagan en dólares aun cuando las que vienen de EE UU sólo representan en torno a un 2% del total importado.

Incluso las ventas del avión europeo por excelencia, el Airbus, en cuya construcción participan Francia, Alemania, España y Reino Unido, se facturan en la divisa norteamericana. Según datos del Banco Central Europeo, tan sólo un 20,1% de las reservas internacionales de divisas están denominadas en euros frente a un 62,7%, en dólares.

Y si en EE UU más un 90% de las importaciones se facturan en dólares, en los países europeos no pasan de la mitad las que se pagan con euros (datos recogidos de Die Zeit). En Bruselas, un grupo de trabajo presidido por los comisarios Pierre Moscovici (Asuntos Económicos y Financieros) y Miguel Arias Cañete (Energía) estudia posibles medidas para potenciar el euro en las transacciones internacionales.

Según el semanario alemán Die Zeit, se trata sobre todo, y eso explica la implicación del comisario español, de ver cómo pueden facturarse en euros los contratos de suministro de gas y petróleo, fundamentalmente. Es algo que satisfaría de modo muy especial a Rusia, que se siente cada vez más amenazada por las sanciones estadounidenses, pero que vería también con muy buenos ojos China, otro país al que Trump pretende castigar con fuertes aranceles y sanciones.

El Banco Central Europeo, que se ha venido manteniendo neutral en ese asunto, está estudiando cómo facilitar que la banca extranjera se cubra en divisas con el euro. Pero hay también resistencias, según el citado semanario: la Comisión Europea considera que para que el euro pueda convertirse un día en un fuerte rival del dólar, tendría que completarse la Unión Económica y Monetaria porque sólo eso daría suficientes garantías a quienes deseasen invertir en esa moneda.

Como es sabido, hay todavía muchas diferencias entre los principales países de la eurozona -Alemania y Francia, fundamentalmente- en relación con el presupuesto común de la UE, el fondo europeo de garantía de depósitos o la mutualización de la deuda. Hay quien teme además que potenciar el euro como moneda de reserva haría que ganase en valor, con lo cual perderían competitividad las exportaciones europeas.

Y esto parece preocupar sobre todo a la mayor potencia exportadora, Alemania, que no en vano ha sido siempre la mayor beneficiada por la moneda común. Como se ve, pues, la cosa no es para mañana.

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