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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Sánchez es la velocidad

Como llegamos a acostumbrarnos a que la falta de reflejo rotuliano al golpe del martillo fuera diagnosticada como "político que sabe administrar los tiempos", aún no nos hemos hecho a la política veloz de Pedro Sánchez.

Hemos pasado de la emoción demorada del lector de deportes a la prisa del jugador de baloncesto del equipo que acaba de encajar una canasta y ya está en mitad de la cancha preparándose para lanzar una de tres. Con velocidad logró Sánchez un gobierno que tiene poco tiempo, pero en el que cada minuto cuenta, como en el baloncesto donde cada incidente detiene el reloj.

La velocidad es una buena para los que parten de mala posición, como el dinero es bueno para salir en mejor puesto. Se ve en los másteres y en los doctorados. Dice el Tribunal Supremo que Pablo Casado no es responsable de que le hayan regalado un máster hace el tiempo suficiente para que haya prescrito lo que pueda tener de delito. Pero no se lo regalaron: lo compró. Lo único que hicieron correctamente Casado, Cifuentes y Montón fue pagar la matrícula. Eso es el dinero.

La prisa es la que hace que, en un momento de paro, Sánchez se quisiera condecorar con un doctorado en una universidad sin demasiado prestigio ante un tribunal de conocidos con una tesis hecha con materiales parlamentarios de uso libre y sin grandes conclusiones y, superado esto, buscase otra medalla con un libro a medias y tanto material mostrenco que dan igual 8 que 80 palabras sin entrecomillar. Sigue corriendo.

En este gobierno, muy deportivamente, se miente, se niega la falta, se detienen el juego y el reloj, se sale de la cancha y arranca de nuevo el cronómetro. Mientras arden hogueras, se completa el máster en presidencia del gobierno hablando en la ONU.

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