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Marga Vives

POR CUENTA PROPIA

Marga Vives

¿Para qué son los impuestos?

Si mis cálculos no me fallan, nos quedan por lo menos medio centenar de izadas de bandera roja en Can Pere Antoni y Ciudad Jardín hasta el final del año. Los vertidos turbios del Torrent Gros son tan frecuentes que ya sorprenden menos que una rissaga en Ciutadella. En cualquier momento la Aemet los incluirá en su parte de avisos meteorológicos y les pondrá nombre de pila, como las ciclogénesis. Tampoco es que las playas de esta ribera de Mallorca sean famosas por sus aguas cristalinas; más bien se trata de remedios de andar por casa para zafarse un rato del calor estival, arenales urbanos que huelen a cerveza y a Coppertone, y que, más allá de Es Carnatge, nos devuelven la suciedad y los excesos en forma de colinas de detritus. Este año al avanzarse al mes de agosto, la "gota fría" ha delatado el grave problema que sufre Palma para librarse de sus restos fecales, aunque no hace falta ser Sherlock Holmes para deducirlo. La imagen del monstruo de las toallitas -que no son desechables por el inodoro, por mucho que se nos venda lo contrario- se aparece en nuestras pesadillas desde que los colectores mostraron sus tripas, y un viejo hedor a mar podrido acompaña muchos días el paso frente a Sant Joan de Déu. La isla sufre la descomposición intestinal propia de un empacho; el vómito de las depuradoras parece la metáfora de una resaca tras otro verano de masificación insoportable en que más de uno y de una, oído de fuentes directas, ha renunciado a poner de nuevo un pie en la playa tras el primer escarmiento.

Nos quedan, por lo tanto, varias decenas más de cierres al baño y analíticas de agua hasta diciembre, para alcanzar el ritmo de los 1.024 vertidos que tuvieron que soportar los peces de Can Pere Antoni entre 2003 y 2014. Como mucho en un mes volverían a pasar desapercibidos si no fuera porque ahora hemos sabido que ese mismo año el entonces gerente de Emaya mandó al entonces director general de Recursos Hídricos de la conselleria de Medio Ambiente un escrito en el que ponía en conocimiento del alto cargo la gravedad de la situación generada por la falta de recursos, y eso que entonces llovía menos. En la carta desvelada estos días por la Ser se alerta de la "urgencia perentoria" de las actuaciones en los sistemas de depuración, una emergencia que contrasta con la costumbre manifiesta durante los años previos de no invertir el canon de saneamiento allí donde se debía. Alguien deberá explicar a dónde fue a parar este dinero en 2010 y en los cuatro siguientes ejercicios. El asunto cabalga entre legislaturas de distinto color.

A nadie le gusta pagar tasas de residuos y cánones de alcantarillado si las cañerías revientan cada dos por tres y hay basura por todas partes. Al que se ha pasado medio verano oliendo la mierda excretada día sí y día también por las depuradoras le hará muy poca gracia que ahora se insinúe siquiera la posibilidad de subir impuestos, más aún si por lo visto no se reinvierten con la misma diligencia con la que se recaudan. Da igual qué nombre se le ponga, un impuesto es un incordio tan abstracto que ustedes se quejarán de que se les cobre un recargo en la gasolina pero luego tarden seis meses en que les vea el oculista de la Seguridad Social y tendrán toda la razón.

Puede que por esa razón el Govern haya renunciado por ahora a implantar tributos verdes, un objetivo de legislatura para Més, que queda en el tintero justo cuando su relación con los ecologistas no pasa su mejor momento. Los impuestos medioambientales no parecen una mala medida socioeducativa, pero con las elecciones a la vuelta de la esquina, el Ejecutivo prefiere no hacer experimentos. Balears no será pionera en fiscalidad verde, entre otras cosas porque otros -Cataluña entre ellos- ya se nos han adelantado, pero en Madrid sí se barrunta una subida tributaria clásica de las que sirven para-que-paguen-los-ricos pero que ya se sabe cómo acaban, pasándonos el cepillo a todos los demás. Más impuestos no, por favor; aclaren primero en qué se emplea lo que ya nos han recaudado.

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