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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Los muertos de la autopista

PSOE y Més piensan que pueden cometer los mismos desmanes que la derecha, sobre Podemos opinaremos en cuanto tomen la primera decisión. El ecosoberanista Miquel Ensenyat pierde los nervios en la autopista a Campos, convencido de que el ecosoberanismo le otorgaba la invulnerabilidad. Dado que encabezará la lista autonómica, el presidente del Consell ya puede medir el impacto electoral de su magna obra en diputados perdidos. Devolverá a su formación a la vulgaridad en que se sentía tan a gusto.

La conciencia del error condujo a Ensenyat a la exasperación de defender la autopista al grito de "No quiero muertos sobre la espalda". Podemos estar de acuerdo con el líder de Més en que nadie compararía la calidad de los muertos de una autopista con los fallecidos en una vía comarcal, aunque no esperábamos este ejercicio de clasismo fúnebre en un político progresista. Y con una pizca de vergüenza, procede recordarle al asfaltador converso que la carretera es muy democrática en la selección de sus cadáveres.

Si Ensenyat sustituye una carretera por una autopista para desligarse de los muertos que puedan registrarse en la primera de las opciones, entonces asume como responsabilidad propia los fallecimientos que se produzcan en el desdoblamiento. O tal vez el Consell Asfaltador de Mallorca se compromete a que la autopista no ocasionará fatalidades, una propuesta que arrinconaríamos por descabellada en políticos sin la energía demostrada por el nacionalismo progresista. El programa electoral de Més no podrá ofrecer excesivos logros ecosoberanistas, pero a cambio garantizará la inmortalidad a sus votantes, siempre que se desplacen por las vías bendecidas por los jerarcas de la formación. Obsesionado con los cadáveres ajenos, Ensenyat puede ser la primera víctima de la autopista. Sin necesidad de haberla construido.

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