Faltan nueve meses para el gran parto: las elecciones autonómicas y municipales. Pero, hoy por hoy, sus resultados son inciertos y las certezas escasas. Siempre lo han sido, pero los "momentos políticos" que nos ha tocado vivir, no sólo a nivel de nuestra Comunidad sino también en el contexto español y europeo ( en la misma fecha habrá elecciones para renovar el Parlamento Europeo), no permiten excesivas certezas y si muchas incertidumbres.
Hasta hace escasos años, excepto en el País Vasco y Catalunya con arraigados y potentes partidos de índole nacionalista, el mapa electoral español era "claro": los dos partidos mayoritarios, los populares y los socialistas, bipartidismo puro, se jugaban la victoria en las elecciones autonómicas y municipales con mayoría absoluta o aliándose con formaciones políticas de menor entidad de raíces autonómicas y/o locales. Nuestra comunidad es un claro ejemplo: PP y PSOE, con participación y/o apoyos de UM. Los resultados no estaban escritos, pero se podían preveer con escaso margen de error. Cada partido iniciaba su campaña con un porcentaje consolidado de voto "fiel", las trasferencias de votantes existían pero con índices "razonables", y el porcentaje de abstencionistas solía ser "estable". El futuro no estaba escrito, pero era relativamente previsible.
Pero hoy a nueve meses, finales de mayo 2019, de nuestras elecciones autonómicas y municipales no sabemos cómo puede concluir el embarazo, ni tan siquiera si habrá que acudir a la cesárea y a los fórceps. El bipartidismo (aunque con resistencias) ha fenecido, hay nuevas formaciones políticas, las mayorías absolutas son sueños del pasado, el voto fiel sigue existiendo pero en franco retroceso, el votante es más transversal... Los parlamentos y los consells son plurales, y se gobierna en coalición o en minoría tal como ocurre en nuestra comunidad. En los municipios (especialmente en los de menor población) la diversidad y la pluralidad es mayor, debido en parte por la presencia activa de formaciones políticas de ámbito local. Lo que posibilita pactos que no siempre "siguen" los modelos vigentes en las instituciones de mayor rango (Parlament, Govern, consells). El futuro político no está escrito y sí repleto de incertidumbres.
El futuro no está escrito, se escribe letra a letra y día a día durante la legislatura que estamos finiquitando. El político, gobernando o en la oposición, está expuesto a las valoraciones y críticas de los ciudadanos: su talante, su cercanía, su trasparencia, su gestión, sus cumplimientos (o incumplimientos). Faltando largos meses los partidos ya están inmersos en su campaña electoral. Siguen siendo su máxima preocupación las encuestas y sondeos electorales (propios o ajenos), que "interpretan" a su conveniencia. Pero la realidad política, económica, social, cívica, que afectan a nuestro vivir y convivir cotidiano son diversas complejas, mutantes y "líquidas". Ello debería conducir a los diversos partidos (con sus estrategas, candidatos y precandidatos) no sólo a acudir a los sondeos electorales sino también, y principalmente, a escuchar (no sólo oír) las inquietudes, las preocupaciones y las opiniones de los ciudadanos (se supone que virtuales votantes). No se trata de reunirlos, con arroç brut (o no), para que el candidato/a les suelte un mitin, adornado por algunas gracias, arengándolos sobre sus bondades y las perversidades de los otros partidos con sus correspondientes candidatos.
Sigan ustedes los distintos medios de comunicación y lo comprobaran. Los gobernantes (Govern, consells y ayuntamientos) corren a pies juntillas para visualizar y/o finalizar sus múltiples promesas electorales; y si no han sido posibles la responsabilidad es de sus predecesores. La oposición, la otra cara de una misma moneda, descalifica toda y cada una de las iniciativas, incluyendo a las personas. Me temo que con tal estrategia sólo convencerán a los convencidos.
¿Qué nos jugamos en las próximas elecciones autonómicas y municipales? Diversas maneras de hacer política y distintos modos de plantearnos el presente y futuro de nuestra comunidad, de cada una de nuestras islas, y de cada municipio. Y ¿qué papel juegan los candidatos/as y sus equipos? En los consells y en las municipales son importantes, en las autonómicas también pero en menor medida. En próximas colaboraciones pondré nombres y apellidos a las diversas alternativas, así como a los perfiles de los candidatos oficiales o presuntos de cada organización política.
