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Con otra cara

Ellas 18 y ellos 50

Pues vaya asco. Resulta que las mujeres alcanzamos nuestro mayor atractivo a los 18 años y los hombres a los 50. Eso aseguran al menos Elizabeth Bruch y M. Newman, dos psicólogos norteamericanos en un artículo publicado en la revista Science Advance tras analizar los gustos de 200.000 personas heterosexuales usuarias de una web de citas. Los psicólogos evidenciaron que, cuanto mayor era una mujer, menos mensajes recibía interesándose por iniciar una relación sentimental con ella, mientras que las mujeres afirmaban que los hombres alcanzan su mejor momento a los 50. Aunque, tras publicarse las conclusiones de este estudio, en muchos foros han surgido numerosas voces críticas negando los resultados y considerando machista el informe, no resulta tan raro si nos basamos en la biología y en la evolución. Al fin y al cabo, como animales que somos, una de nuestras principales funciones es la reproducción, lo que explica que los hombres estén inclinados a buscar mujeres jóvenes en la cumbre de su fertilidad mientras que las mujeres se sientan atraídas por hombres con recursos que mantengan a la familia.

Se justifica así lo de la chica joven junto al hombre maduro y rico. Pero entonces ¿qué pasa con las mujeres que peinamos canas y que andamos por la vida entre sofocos? ¿Estamos descatalogadas? Ya, ya sé que muchas dirán que ni falta hacen los hombres a estas alturas, pero es que al parecer las mujeres disfrutamos de nuestra plenitud sexual a partir de los 40, así que si ellos andan detrás de las de 20 ¿qué hacemos?

Muchos de quienes niegan estudios como este, aseguran que las mujeres nos volvemos más interesantes con la edad y que una mujer madura, culta y elegante le pega cien vueltas a una cría de veinte años. Pero parece que tampoco. En el mismo estudio sobre los usuarios de esta web para buscar pareja se asegura que el nivel de estudios influye, pero no igual en ambos sexos. Así, afirman que, cuanto mayor sea el nivel educativo de los hombres, más deseables son, pero que en el caso de las mujeres, los estudios de postgrado, los máster y los currículum abultados echan para atrás a los posibles pretendientes. Una vez más afirman que no es machismo sino biología, porque las mujeres con muchos estudios se perciben como más implicadas en el trabajo y menos en la familia lo que genera un rechazo intuitivo en ese animalillo que va por la vida loco por desperdigar su semilla. Si aceptamos este estudio, no nos queda sino valorar más a los hombres que nos quieren en nuestra madurez y que han superado su instinto primate de babear ante las jovencitas.

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