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Parodia real

En la foto aparecen el presidente del Parlament balear, Baltasar Picornell, y el rey Felipe VI. Valle- Inclán se chuparía los dedos. Y, por supuesto, Goya. A bote pronto, parece un encuentro por todo lo alto entre el rey y su bufón. Y, sin embargo, si invertimos los papeles, veremos que Picornell también podría pasar como un monarca algo locuelo, una especie de farsa o parodia real, en el sentido monárquico del término real. Un rey loco y dicharachero departiendo con un señor alto y muy serio de la alta burguesía, un señor correcto e impecable vestido con traje y corbata. Mientras tanto, Balti, el rey Balti, como es rey, y como todo rey puede permitirse ciertas libertades, lujos y licencias, opta por vestirse relajadamente, con bambas y a lo loco.

En la foto, Felipe VI exhibe una sonrisa forzada y una disimulada mirada de estupor. ¿Qué estoy haciendo aquí? Parece decirse a sí mismo, y con ganas de que acabe todo este paripé infumable. El rey Balti I da muestras de sentirse a sus anchas, mientras que el señor atildado parece algo incómodo y con una cara de circunstancias de aquí te espero. Incluso, podemos casi escuchar el contenido de su monólogo interior. "Hay que joderse", pongamos que dice Felipe VI, ese señor alto y elegante, para sus adentros, mientras el rey Balti, eufórico en su papel, convertido en el rey de las bambas y la chaqueta ceñida, no cabe en sí de gozo dando golpes en la espalda y tal, en señal de franca campechanía. Eyyy, Felipe, buen rollo, ¿eh?

Una vez visualizada la inversión de papeles, vayamos a la realidad. Pero, ¿qué realidad? Tengo dudas sobre la foto, aún no sé si se trata de una foto fallida o bien de la foto perfecta. O, como mínimo, la foto del verano mallorquín, esa cosa húmeda y pringosa y con fondo de aguas fecales. No sé si sobra Balti o sobra Felipe VI. O los dos, o nadie. El contraste entre ambas personalidades es notorio. La Casa Real ha exigido a los periodistas una indumentaria más acorde, en fin, una mayor corrección en el vestir cuando se trata de recepciones. Sin embargo, ha pasado por alto la indumentaria del presidente del Parlament balear, que se ha hecho un lío con la misma. Estéticamente, un horror, las cosas como son. Esa llaneza impostada, tratando al monarca como un colega de barra de bar, no convence ni a los más iconoclastas.

Balti tiene "sensaciones." Una sensaciones que ya le han recriminado algunos de sus colegas. Según Picornell, al no saber expresarse correctamente en castellano, se puso nervioso ante los medios de comunicación. Por tanto, tergiversó sus palabras y se hizo, de nuevo, un lío, esta vez verbal y no de vestimenta. Picornell parece un tipo afable y de buena voluntad. Sin embargo, aún parece estar digiriendo su nueva situación. Se le ve contento, pero no es suficiente. De ahí que la foto nos obligue a seguir con la parodia, y abandonar la realidad que, por cierto, también hace aguas. Aquí el rey es Balti I, y ese señor que le acompaña nada más que un atildado y alto señor burgués que, estupefacto, no da crédito ante ese inesperado monarca mallorquín que divisa desde las alturas.

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