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Joaquín Rábago

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Joaquín Rábago

Tardía mea culpa

El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, entona en un artículo publicado en la prensa alemana una tardía y no del todo convincente mea culpa por el tratamiento dispensado a Grecia. En su artículo para Die Welt, el socialista Moscovici reconoce que muchas de las decisiones adoptadas lo fueron "exclusivamente en el seno del Eurogrupo y sin control democrático real". "Yo mismo no se sentía bien cuando en el Eurogrupo decidíamos a puerta cerrada el destino de millones de griegos", admite el francés. Y agrega: "Desde una óptica democrática, era un proceder escandaloso porque sólo unos ministros estaban suficientemente informados y contaban con un mandato concreto". La lección que Moscovici extrae de lo sucedido con Grecia es que el "Eurogrupo ha de ser más democrático, más transparente y estar más democráticamente controlado". Moscovici no libra tampoco de culpa al Fondo Monetario Internacional, miembro de la llamada troika que tan activamente intervino en el rescate griego.

Reconoce la utilidad de la experiencia financiera del Fondo, pero señala que "sus puntos de vista en algunos casos demasiado extremos y personalistas enturbiaron nuestras relaciones con los griegos". Incluso llevaron a la adopción de "reformas demasiado duras, en especial la reforma de las pensiones para el 2019", critica hoy el comisario. No habíamos visto venir la crisis y no estábamos por tanto preparados. (€) Subestimamos la situación en Grecia y tardamos años en reconocer la magnitud exacta" de una crisis que afectaba tanto al Estado como a la economía de ese país. Señala Moscovini que en algunas reuniones "las emociones pudieron más que la racionalidad política" y cuenta cómo el entonces ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, reconoció no fiarse de su colega griego, Yanis Varoufakis.

O cómo, en otra ocasión, tuvo que separar al titular de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, del presidente del eurogrupo, el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, antes de que llegaran a las manos. El reconocimiento de los propios errores está muy bien, aunque en el caso de Moscovici llegue demasiado tarde. Pero, pese a ese mea culpa, el socialista francés se empeña en la receta de siempre para Grecia: reformas y reducción de su endeudamiento. ¿Conseguirán así salir alguna vez los griegos del negro pozo en que, por culpa de unos y otros, siguen metidos?

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