Por razones de interés político partidario, se ha extendido la idea de que Europa esta sumida en una "crisis migratoria". El cierre de fronteras italiano y la imagen de los barcos de las ONG salvando náufragos y sin saber qué hacer con ellos potencia esta imagen absolutamente deformada.
Porque la realidad es bien distinta: según datos oficiales de Naciones Unidas, en junio y julio de este año, unas 27.000 personas han alcanzado las costas españolas, italianas y griegas, un 40% menos que el mismo periodo del año pasado. Frente al más de un millón de personas que arribaron a Europa en todo 2015, cuando tuvo lugar la llamada "crisis de los refugiados", apenas 62.000 lo han hecho este año. En los años siguientes, entraron 363.000 inmigrantes en 2016 y 172.000 en 2017. La tendencia a la baja es innegable.
La "invasión" de extranjeros de que habla la derecha populista italiana o alemana, el riesgo de que "millones" de africanos den el salto hacia Europa desde el sur del Mediterráneo de que habla el PP son fabulaciones emitidas para sacar ventaja política. No existe crisis migratoria alguna, seguramente porque también los aspirantes a ingresar en Europa son conscientes de que serán recibidos con hostilidad. Muchos europeos nos avergonzamos de ello y haremos lo posible para que cambie la situación.
