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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Religión y moda

La religión y la moda libran una guerra en el cuerpo de la mujer. A la religión le gusta taparlo; a la moda, también, pero de la forma en que el vestido deja ver el desnudo. Modistas y brujos disfrutan con el inmenso poder que hay en la acción de ocultar o enseñar el cuerpo de las mujeres.

Este año, los dos poderes se desafiaron en la gala del Met de Nueva York, que se tronchó de risa de la moda institucional católica vistiendo de monjas, papisas, cardenales y pasos cuaresmales a las cantantes, modelos y actrices más conocidas de EE UU. Anne Wintour, directora de la revista estadounidense Vogue, es una papisa de la moda, infalible cuando habla "ex pagina" sobre vestido, calzando complementos, colores y tendencias. Hace mucho que la moda se fijó en la elegancia, el paño, el corte y el gusto de la curia romana y, sobre todo, en la forma en que se impone el dogma. Desde el Vaticano miraron hacia el Metropolitan de Nueva York y vieron su ropa litúrgica convertida en disfraz de los más activos habitantes de Babilonia, Sodoma y Gomorra.

En Marruecos está en marcha este verano la campaña "sé un hombre, tapa a tus mujeres". Esposas, hijas, hermanas. Allí hablan los brujos y lanzan a la infantería del varón, padre, hermano, esposo, a veces las tres personas en uno, a luchar en la ocultación del cuerpo de la mujer. La ropa y los complementos como instrumento de tortura de la mujer están en el cilicio, el burka y el stiletto. Que sean voluntarios u obligatorios no les quita un ápice de mortificación en nombre de algo mejor que es peor. En moda baño, este verano no se ha hablado nada de los burkinis de las dos temporadas anteriores. En Instagram, el espacio perfecto en la era de mírame y no me toques, la sorpresa es el microbikini.

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