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Las artesanías son un factor de progreso

En un mundo tan tecnificado como el actual, donde las tendencias empresariales se obsesionan con el I+D+I (investigación, desarrollo e innovación) y las economías enloquecen por lograr ser competitivas, un factor de progreso y desarrollo que ha sido relegado al olvido o a las ferias locales es el trabajo artesanal. Las artesanías van a jugar un papel de primer orden en la recuperación económica y aquellos países que no las apoyen quedarán ancladas en posiciones quebradizas e insostenibles.

Esta afirmación parecería insensata si no se apoyara en muchas investigaciones que demuestran cómo el trabajo manual favorece el desarrollo de la inteligencia. Y la inteligencia, señores, es lo que hace que un país progrese. No se sabe hasta qué punto es una coincidencia que desde mediados de los setenta ha ido disminuyendo, según unos investigadores noruegos, el cociente intelectual de la humanidad, y desde esta década la economía mundial ha ido desvariando cada vez más.

Inteligencia no falta en España, pero se ha ido desaprovechando desde hace siglos. No hemos aprendido a apoyar e incentivar a las personas inteligentes, tal vez por ese pecado capital de la envidia, tal vez por el sistema crónico del enchufismo y la corrupción que es contrario al sistema de valoración individual. Ya se levantan voces de prestigiosos economistas para alertar que España no tiene más opción que acumular el capital humano necesario para no quedar descolgada para siempre de los países que lideran la construcción de la economía. Estos economistas proponen el I+D+E+i+e, es decir, investigación, desarrollo, educación, innovación y emprendimiento.

El trabajo y la actividad manual/artesanal son un factor de progreso porque ayudan a desarrollar las capacidades intelectivas y mentales. Según un estudio de investigadores de Noruega y Francia, escribir con una sola mano mediante un lápiz o un bolígrafo, para dar forma a nuestros pensamientos sobre una hoja de papel, estimula las capacidades neuronales más complejas y ejercita el cerebro en mayor medida que hacerlo con un teclado. La escritura a mano implica una actividad neuronal más intensa, ya que cuando alguien escribe obliga al cerebro a enfocarse en lo que desea y a crear imágenes mentales. Eso le ayuda a familiarizarse con lo que se desea y en consecuencia a lograrlo. "Después del cerebro, la mano es el tesoro más grande del hombre y a ella se debe el desarrollo del trabajo de artesanía", escribió Ricardo J. Monreal González, doctor en Ciencias Médicas. "Es a su vez un órgano de expresión y un órgano especial de los sentidos para la estereognosia. Las ideas están ligadas a las sensaciones y acciones de las manos no solo en las actividades fundamentales concernientes a protección, comida, combate y perpetuación, sino en la creación, tal como construir, dibujar, modelar y hasta pensar. La mano es una prolongación del cerebro y contrariamente, gracias a la mano, el cerebro humano ha sido capaz de desarrollarse". El uso de las manos favorece el desarrollo del cerebro que combinado con cantidades moderadas de ejercicio ayuda a que el cerebro esté en condiciones de aprender durante toda su vida. El ejercicio o el trabajo manual tienen efectos beneficiosos en el cerebro y es uno de los mejores modos de estimularlo. El ejercicio constante genera la producción de un factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), es una sustancia natural que realiza la cognición fomentando la capacidad de las neuronas para conectarse entre sí. La capacidad de aprendizaje es una de las características de las personas inteligentes. Esto es lo que necesitan la economía y las empresas, personas capaces de aprender, de reconocer los nuevos desafíos propios de un mundo tan cambiante como el nuestro, y encontrar las soluciones más permanentes.

¿Dónde encontrar a estas personas? En cualquier colegio. No hace falta disponer de un cociente intelectual elevado para desarrollar la inteligencia. Cualquier niño puede llegar a ser genial si le facilitamos las herramientas adecuadas. La educación artística facilita el desarrollo del lenguaje, mejora la creatividad, fomenta la disposición para la lectura, ayuda en el desarrollo social y apoya el rendimiento académico. En España la educación siempre ha sido deficitaria. Las constantes reformas legislativas han empeorado la situación. En este sentido, les diría a los políticos que se quedaran quietecitos en sus directorios y dejaran hacer a los pedagogos y educandos, porque siempre que mueven un dedo meten la pata. Además, en el sistema educativo de este país el arte y las artesanías nunca han tenido prioridad ni protagonismo. Y esta es una de las causas de que la economía española permanezca en un desarrollo raquítico crónico. Si nuestra economía funciona -si el cadáver aún mantiene cierta actividad cerebral- es por las continuas ayudas públicas. Si la desenchufáramos de las arcas públicas, moriría irremediablemente.

Es hora de promover las artesanías desde la escuela, favorecer los trabajos artesanales, darles a los niños juguetes manuales, volver a escribir con la mano, reparar con nuestros propios medios, regresar a los estilos de nuestros abuelos que eran artesanales -dos amigos interioristas basan su trabajo en la recuperación de la artesanía mallorquina-, crear festivales de artesanías, hacer artesanías, regalar artesanías. Estoy convencido de que el fomento de las artesanías y manualidades nos hará cada vez más inteligentes y podremos favorecer el progreso inteligente, es decir, un desarrollo económico, social y ético que sea armónico con el medio ambiente y la humanidad en general.

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