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Personas 'non gratas'

El repudio por parte del Consell Insular de Mallorca y en fecha 26 de julio al ultraderechista ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, a propuesta de los partidos del Govern y con el apoyo de la oposición, carga de razón al recientemente fallecido poeta chileno Nicanor Parra cuando afirmó que la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas, aunque los motivos para la decisión y criterios para fundamentar la misma susciten cuando menos interrogantes varios.

Según han indicado, estigmatizado por xenófobo, aunque al susodicho "se la suda". Pero con el mismo rasero y dadas sus equiparables actitudes, ¿por qué se ha librado Donald Trump, también inicialmente candidato a la animadversión formalizada? Sería plausible suponer que se trate, entre otras cosas, de una solapada estrategia para paliar la masificación turística. Algunos italianos han dicho que no vendrán a Mallorca y los turistas americanos son menos, aunque si las Pitiusas no están concernidas por la declaración de indeseable, la repercusión sería en todo caso anecdótica y, de ser esa una hipótesis verosímil, la operatividad habría aumentado de declarar non grato a algún político inglés o alemán, con lo que Punta Ballena y el balconing podrían dejar de ser noticia. A no ser que el carpetazo a Trump responda a la presunción de que hará la vista gorda respecto a los aranceles de las aceitunas que podamos exportar.

Pese a lo anterior, se siguen agolpando otras preguntas sobre las razones que puedan haber primado para dicha estigmatización. De ser éticas, ¿por qué no sumar también y con igual motivo a alguien de Austria, Polonia o Hungría? Y si la ideología no establece diferencias, ¿qué tal incorporar como non gratos a Maduro o al nicaragüense Ortega? Por lo demás, y de colocar la misma etiqueta al rey emérito, podemos imaginar la alegría de muchos y no sólo en nuestra isla. A no ser que sean los sentidos, vista u oído, y no la moral, los que condicionen la sentencia: estética en lugar de la ética y, en tal circunstancia, el análisis debería basarse en otras premisas de suponer que a Trump podría haberle salvado su brillante pelambrera.

De seguirse albergando dudas sobre la justeza de las decisiones -el consenso entre los políticos, además, podría ser excepcional e irrepetible-, no estaría de más estudiar la conveniencia de un referéndum ("consulta non grata" podría llamarse, por si debieran convocarla a su pesar) que reforzase una iniciativa de la que también sería adecuado precisar modos de aplicación, consecuencias y eventual reversibilidad. En su traducción práctica, ¿supone que el susodicho no podrá poner un pie en la isla, pese a no existir orden judicial? Y de tratarse únicamente de una disuasión que los afectados podrían contravenir, quizá debiera advertirse a quienes pudieran toparse con él/ellos para que hicieran patente el rechazo: mirar hacia otro lado y vetados hoteles y restaurantes, a más de no venderles ensaimadas antes de partir. ¡Estás que sí!, ¿verdad? Y si pudieran no seguirse consecuencias prácticas, cabrá plantearse si se trata únicamente de un acto simbólico y destinado a la galería. Que entraría en lo posible.

Pero las incertidumbres no terminan aquí, a no ser que los responsables del nongratismo estén convencidos de que el aleteo de una mariposa en el Consell de Mallorca puede ocasionar un tornado, ya que no en Menorca y las Pitiusas por ser ajenas a esa institución, en la propia Italia, lo que tampoco se antoja creíble dada la escasa reacción de la ciudadanía allá, si acaso se ha enterado, o del mismo Salvini, disfrutando de sus baños de mar como si tal cosa. Tal vez, y respecto al tema, se haya orillado el pragmatismo que supondría valorar la utilidad de las decisiones por sus consecuencias y, de haber creyentes entre los responsables de la medida, ni caso han hecho a Ignacio de Loyola cuando aconsejó cautela en tiempos de crisis, aunque pudiera ser que fuera precisamente lo que les motivase para excluir a Trump, de un país en el que tal sambenito podría causarnos más problemas y de ahí quizá el cambio, en su caso, de non grato a no gratis: no rasques y dejémoslo así; no fuéramos a encontrarnos con la moza respondona y la etiqueta de sinvergüenza para el americano no saliera gratis.

Con independencia de una utilidad más que dudosa de la medida y que el futuro se encargará de aclarar, también queda por preguntarse sobre su reversibilidad. ¿Es una exclusión de por vida o, de cambiar el señalado su talante, podría ser recibido en Mallorca sin fruncir el ceño? No parece que Salvini vaya a abrazar en un próximo futuro el populismo de izquierdas, pero a cosas más insólitas hemos asistido y, entre ellas, que se dediquen horas de sillón a un pronunciamiento con pinta de vano aunque me haya dado, y eso es siempre de agradecer, para las presentes líneas. Tal vez non gratas para algunos y, para mí, un boomerang de objetivarse algún resultado que podría habérseme escapado más allá del "me la suda". En fin: para terminar, y como diría el autor de lo que llama en la radio "telegramas", veremos.

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