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José María de Loma

Consejos verbeneros

Seguro que usted este verano va a alguna feria o fiesta, velada, veladilla o verbena. Es lo propio. Es lo suyo. En agosto las hay a miles. La de su pueblo, por ejemplo. No pida sangría. Ya sólo la hacen con el objetivo de que te duela la cabeza. Dé propina. Lleve kleenex. Si no es nativo del pueblo no se empeñe en participar en esos concursos de a ver quién se bebe siete jarras de un litro en menos tiempo. Ni aunque sean de cerveza. No diga que le da pena la vaquilla. Lo torearán a usted. No vaya con altivez, usted puede ser igual de incivilizado que ellos, solo que esto va por turnos. Ahora son ellos los que están de fiesta. No se maree. Si se marea, busque un punto fijo. Si no hay punto fijo es que está usted aún subido en los coches de choque. Mal asunto, los coches de choque no están aconsejados para usted, hombre, que tiene ya una edad.

No diga las fiestas antes eran mejor, había otro ambiente. Usted no lo sabe, estaba borracho. Lo ha idealizado o es demasiado joven.

Pollo con patatas. Pocas opciones más hay. Sí, sí, ya la hamburguesa, pero eso es última hora, para que empape. De todas maneras, recuerde que de tantas veces como puso de excusa a la hamburguesa para justificar en casa una vomitera, piense que puede haber justicia divina, o hamburguesera, y que esta vez le siente mal de verdad. Sin pepinillos. El ketchup se lo tengo que cobrar, caballero.

No diga la Felisa está más gorda, porque el que se está poniendo tremendito (repuestito, dicen en el pueblo) es usted, con tanto embutidito y vino en la cena. Y además cada vez tiene más canas. El Antonio. El Antonio sí que es verdad que parece que se ha comido a otro Antonio, con el tipito que tenía en la Facultad. No diga a ver si nos vemos. A quien se lo diga se lo va a topar de nuevo en un rato. No pregunte. Sí, esos dos ahora son pareja. No pregunte. A no ser de eso que se creen los programas electorales, no se crea lo de sólo primeras marcas. No cuente que ha estado de viaje exótico. No. De verdad que no. Es que no nos interesa. ¿Ni una foto? Que no, hombre, que no, suelte el teléfono, que en Birmania ha estado ya cualquiera, caramba, que vale lo mismo que ir a un todo incluido en las Canarias.

Ojito con las bermudas que las carga el diablo. No hablamos aún de geografía. Casi siempre tienen un punto ridículo si no se combinan bien, señor. Y más con esas canillas. Aunque este y otros consejos sobran, dado que solo leen las mujeres. Tú por ejemplo. Díselo a tu churri. Díselo. Seguramente está ahí al lado, con la tablet y sin enterarse de la serie. Luego empezará a preguntarle. No se entera. No le meta las bermudas en la maleta. Llévalo de verbena. Con precaución. No conduzcas.

Dé las buenas noches. No altere. No diga que este año hace más calor. No le porfíe más al cronista local. Es él el que sabe que había antes en ese local. Aunque esté bebiendo sangría. Si tiene suerte le pueden dar un verso en la boca. Páselo bien.

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