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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

La Corona, zarandeada

Extrema derecha e independentistas se hacen notar utilizando la Jefatura del Estado como muñeco de feria. La corona está siendo zarandeada

De no estar inmersa en una situación de evidente debilidad, la corona no se hallaría en la extravagante tesitura que vive en Mallorca, donde hoy partidos y organizaciones que bordean o se anclan sin rubor en la extrema derecha convocan espúreas manifestaciones de apoyo al rey Felipe VI. Al tiempo, el nacionalismo independentista, con parecida falsedad, clama por la república, que para ellos nunca será española, que es la única forma de serlo. La monarquía no vive días felices: empieza a debatirse su utilidad; pero sus vociferantes detractores y sus sobrevenidos defensores de última hora, lo que muestran es la carencia, hasta hoy, de la mínima potencia electoral para instalarse en la instituciones.

¿Quiénes son Societat Civil Balear, Sociedad Cívica Balear, Actúa Baleares, Vox y Sumam Palma? Esencialmente el magma político que acampa a la derecha del PP, aunque no conviene descartar que, de la mano del biológicamente joven Casado, el desvencijado partido de la derecha española corra raudo a hacerse con ese espacio, que parece muy nutrido, pero que probablemente sigue siendo tan liliputiense como antaño. Sucede que la nómina de organizaciones citadas coligen que el desbarajuste del PP les concede una oportunidad, y qué mejor causa que salir a la calle para defender a Felipe VI de los ataques del irredento independentismo, de los Juan sin tierra, también incapaces de abandonar el extrarradio del sistema.

Es chocante que el desencadenante de lo que sucede en Mallorca haya sido la llamativa incapacidad del presidente del Parlament. Baltasar Picornell, que carece de luces para ocupar el cargo, tras ser recibido por el Rey en la habitual audiencia veraniega del palacio de la Almudaina, desveló la conversación mantenida con el jefe del Estado, en la que, según ha dicho, se habló sobre la disponibilidad del Rey para tender puentes con el independentismo catalán, que, en el Principado, sí es un potentísimo vector político, cercano al 5o% del electorado.

Lo de menos es si lo desvelado por el imprudente Picornell fue una traslación exacta de las palabras de Felipe VI, al que podría requerirse que por aquello de abundar en la transparencia de la Casa Real, revelara lo que platica con los actores políticos, lo que interesa es la airada reacción de quienes, en farisaica exhibición de sus intenciones, han procedido a rasgarse las vestiduras convocando concentraciones de apoyo, replicadas por el soberanismo, por la denominada Assemblea Sobiranista, otro ectoplasma numéricamente semejante a la Societat Civil Balear y demás conmilitones del rancho ultraderechista.

Para completar el festival de las imposturas había que contar con el guadianesco líder de Ciudadanos. Xavier Pericay solo se despereza de sus infinita siesta cuando da por hecho que crujen las cuadernas patrias. No ha dudado en demandar la fulminante dimisión del tosco Picornell. A rebufo, el presidente del PP Biel Company se ha adherido a la demanda. Pericay, embalado, ha exigido al presidente de la Cámara certificado de dominio de la lengua oficial del Estado, castellano o español, qué más da. Descalificación absoluta de quien procura no hacerse notar en exceso, consciente de sus llamativas limitaciones.

La monarquía española perdurará o fenecerá, está por saberse. Lo que sí conocemos es que no la apuntalan ni la erosionan los que llaman a manifestarse a la acalorada ciudadanía. Casi se comprende que Letizia no quiera saber nada de Mallorca.

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