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Pedro De Silva

En corto

Pedro de Silva

Mundanos abstenerse

Cuando yo era joven, el que quería sembrar algo en su incipiente intelecto comenzaba con Unamuno y Ortega. Un trabajo agrícola perfecto, porque uno te rociaba estiércol de alto contenido biológico, y el otro iba echando semilla conceptual bien ordenada sobre los surcos. Luego cayeron en desgracia los dos, el primero por castizo y asistemático y el segundo por supuesta debilidad del principio activo filosófico, aunque lo contara bien. Yo nunca les agradeceré lo bastante el empujón que me dieron, haya servido o no de algo. Ortega sería recuperado, pero Unamuno siguió en las catacumbas, hasta ahora, en que parece estar algo de moda. "Del sentimiento trágico de la vida" es una pócima que te cambia la existencia, como se dice de alguna droga dura. Se mete en tu interior ese sentimiento, se encueva en ti, y luego puedes ser o hacer muchas cosas, pero ya como quien vive en precario.

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