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RITOS DE PASO

Cospedal y sus mariachis

Los altos funcionarios del Estado dan para un roto y un descosido. Así, Mario Conde fue, o es, no lo sé muy bien, un brillante abogado del estado, oposición difícil donde las haya, que se metió a banquero y probó en el lado oscuro de la fuerza con las consiguientes estancias en la cárcel. En el gobierno de Rajoy, había muchos abogados del estado por centímetro cuadrado. Santamaría y Cospedal lo son, y pugnan por presidir el PP.

Las presuntas mejoras democráticas de los partidos, con la participación directa de los militantes en primarias y secundarias, siempre me ha resultado compleja, desde la victoria de Borrell en el PSOE en 1998 hasta la histriónica votación sobre una casita en Galapagar de Podemos muy recientemente.

El PP también se ha apuntado a las primarias para elegir a su líder, eso sí, a dos vueltas, lo cual quiere decir que los compromisarios tienen la última palabra. Así, los militantes del PP gallego, que solo se han apuntado un 4% a las primarias, tienen 274 compromisarios en el congreso; los riojanos, que se han apuntado más del 35%, tienen 27. Cosas de la proporcionalidad desproporcionada. Lo que ha quedado claro es que esa afirmación tantas veces repetida, cual máxima goebelsiana, de que el PP tenía más de ochocientos mil militantes, uno de los partidos más grandes del Europa, y del mundo, llegaron a decir, era una gran mentira. A las primarias se han apuntado poco más de sesenta mil, los únicos que pagan la cuota. Si no se hubiera mentido tanto, habría que decir que no está mal tal y como está el prestigio de la política. A las dos candidatas les parece bien. Al chico de los recados de Aznar, Casado, fatal. Al conspirador con veleidades intelectuales, Margallo, le resulta incómodo. A los otros dos candidatos, cuyo nombre no recuerdo ni pienso buscar, tampoco les gusta. María Dolores de Cospedal sabe que se los va a comer a todos crudos en las primarias y en las secundarias. No hay color. Ella fue la que se tragó el encargo de Rajoy de limpiar y acabar con la corrupción, y casi acaban con ella. Hay ciertas sospechas sobre su marido, pero estoy seguro de que es honrada a carta cabal. Tenaz y perseverante, es la mejor para mantener la cohesión en la derecha de este país (lo del centro-derecha es una coña sociológica sin relevancia política) Cospedal es mi preferida porque pienso en el debate en unas futuras generales, aunque no digo lo que pienso.

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