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Matías Vallés

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Matías Vallés

Margallo exigía zumo de limón exprimido por funcionarios en Palma

La ventaja de M. Rajoy es que cualquier candidato parece excelso por comparación. José Manuel García-Margallo posee el aliciente adicional de su hostilidad a Soraya Sáenz de Santamaría. Sin embargo, estas cualidades no cegarán nuestro espíritu crítico. El entonces ministro de Asuntos Exteriores circunnavegó Mallorca en yate. Dado que el periplo tuvo lugar en verano, los clubes náuticos estaban saturados, lo cual fue solventado ejerciendo el poder ministerial. Es decir, recurriendo al enchufismo puro y duro para abrirse hueco en un puerto. Turismo SOStenible, no sabe usted con quién está navegando.

Más curiosa resulta la anécdota dietética en Mallorca de Margallo, obsesionado con la báscula. Cuando se avisó a la delegación del Gobierno de la llegada del ministro de Exteriores, se informó al mismo tiempo desde el ministerio de que el canciller seguía un régimen estricto de agua con limón. La notificación llevaba implícita la exigencia de que el zumo le fuera preparado, endulzado y suministrado por los funcionarios palmesanos. Dado que todo tiene un límite, uno de los trabajadores respondió al ministerio que la Delegación no contaba con limoneros que permitieran saciar la sed ácida del navegante. El poder absoluto se ejerce absolutamente. No sabe usted con quién está adelgazando.

Recuerden dónde leyeron antes que Catalina Cirer tuvo que firmarse su propia factura de un viaje a Madrid con María Salom de España en 2014, que los funcionarios del Consell se negaban a rubricar porque no tenían claro el motivo del extraño desplazamiento. Por desgracia, los procedimientos anómalos en la institución insular no se extinguen con el cambio de color político.

Por ello, el pleno del Consell tiene que avalar las facturas que los funcionarios acreditados se niegan a firmar "porque no tienen constancia de que se haya hecho el servicio", y en que los interventores manifiestan su disconformidad. Esta peligrosa irregularidad acabará en el Tribunal de Cuentas. Así ocurrió sin ir más lejos la semana pasada, con varios lotes pagados en el plenario mediante el alambicado Reconocimiento Extrajudicial de Créditos. Si no sabe de qué se trata, no se preocupe. Según me confirma la persona que más ha investigado estos apaños, "es simplemente un procedimiento que nos inventamos cuando nos hemos saltado la ley".

Por si necesitan sentirse acompañados, en España hay dos hospitales Infanta Cristina situados en Badajoz y en la localidad madrileña de Parla. La revista Redacción Médica, cabecera de referencia para profesionales de la Salud, planteó una encuesta entre sus lectores sobre la vigencia de la denominación. Casi nueve de cada diez participantes se sentían incómodos con la advocación a la hermana de Felipe VI, y proponían su retirada.

Es decir, el personal sanitario español se niega a trabajar en nombre de la hija de Juan Carlos I, y eso que no han tenido que pagarle millones de euros en foros. Lástima que el Govern balear no se atreviera a retirarle la medalla de oro de la comunidad, que luce indignamente según demostraría una de las consultas prometidas por Podemos. De hecho, el partido de Pablo Iglesias y el PSOE exigieron ante la Asamblea madrileña que se cambiara la denominación del hospital de Parla.

Hablando de castigos, si quieres aprender Derecho, tienes que leer las sentencias de Eduardo Calderón. En la condena a la homicida de un ciclista, que le ha costado ataques inmerecidos en las marañas sociales, el magistrado recuerda que las leyes "se interpretarán según la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas". Frente a las esfinges inmutables, y en aplicación estricta del principio citado, se negó a atenuar la pena porque "en estos momentos la sensibilización social, o si se quiere la opinión pública mayoritaria, no comprendería esa rebaja sustancial". ¿Por qué nos asombra un juez que tenga en cuenta a los ciudadanos?

Este fin de junio pasará a la historia por la coronación del primer cardenal mallorquín en siglos, por lo visto es más fácil tener un purpurado indígena que un simple obispo de Mallorca. Sin embargo, el catolicismo de Luis Ladaria no alcanza el consenso en el seno de su familia, que el próximo fin de semana también celebra una boda por lo civil en la isla, coincidiendo con las ceremonias en el Vaticano. Estos jesuitas siempre ponen una vela a Dios y dos al diablo.

Ahora que un mallorquín reconquista Roma, podemos rememorar sin dolor nuestros fracasos italianos. En mi viaje bianual al país transalpino, me adentro en la estación de Pisa y me doy de bruces con el monumental fresco La battaglia di Mallorca. Encargado por los Médicis al pintor romano Giacomo Farelli, festeja según los italianos "la victoria sobre los mallorquines de 1113-1115, el último gran esfuerzo militar de la ciudad pisana en el Mediterráneo islámico". Las mezquitas del fondo confirman que entonces éramos musulmanes, con el mismo fervor con el que hoy militamos en el PP. Siempre acertamos con la religión verdadera. A los pies de la reina que simboliza la urbe italiana se divisa al rey mallorquín Abu Rabi, junto a su sobrina, la princesa Al-Murtada. El epitafio de la heredera se encuentra en la fachada de la catedral de Pisa, una vez convertida desde la única religión verdadera de hoy a la única religión verdadera de entonces.

Reflexión dominical fidedigna: "No conoces un lugar hasta que no lo has visto en fotos".

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