Este consejo al presidente Sánchez, y a su ministro de Fomento y jefe de pretorianos, José Luis Ábalos, no se lo darán asesores de imagen ni cerebros mediáticos. Pero es un buen consejo. Asfalte, antes que nada, asfalte. Las carreteras de España llevan una década de total abandono y por ellas pasan cada día millones de indígenas y foráneos. Es inaudito que Rajoy no se haya dado cuenta de que ese abandono es una contraprogramación de la recuperación económica. Les diría que no hay tiempo que perder, que engrasen rápido ejecución presupuestaria, contratación por vía de urgencia y máquinas, para que ya el mes que viene haya obras de reposición y asfaltado por toda la red de autovías. La gente apreciaría de inmediato el cambio. Empezar por el peor tramo de la red, el Benavente-León de la A-6, sería sólo justicia. Y me vendo: si lo hace dedicaré al gesto un billete en las próximas generales.
