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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Ya tenemos Gobierno, y ¿ahora qué?

La moción de censura, que una gran mayoría de los gurús políticos (aunque ahora lo nieguen) precalificaban como un mero brindis al sol, concluyó con Rajoy como expresidente y Pedro Sánchez como presidente. Este, por el que pocos daban un duro, ya ha formado gobierno que, visto lo visto y guste o no, no parece que nazca con vocación de precariedad. Mientras, al otro lado del tendido el ya expresidente Rajoy, el salvador de la patria y garante de nuestro presente y futuro, ha abandonado a toda prisa el timón del centroderecha español, mientras Aznar se ofrece para reflotarlo. Y los Ciudadanos de Albert Rivera desaparecen (de momento) por el foro a la espera de nuevos sondeos electorales, y así poder comprobar si siguen siendo la esperanza blanca o si su salvavidas ha pinchado.

Dado que no soy profeta ni ejerzo de adivino, no tengo indicios ciertos de cómo evolucionará nuestra novedosa realidad política. Pero como mínimo constato, junto con muchos otros, que vivimos y convivimos en una "nueva" sociedad compleja, transversal, plural y diversa, lo que obliga a replantearnos los modos de hacer política. Los pensamientos únicos, las mayorías absolutas, políticas y sociales, han dejado de existir. Habrá que acostumbrarse a nuevas mayorías y/o a gobernar en minoría. Lo que implica querer y saber escuchar, dialogar y negociar, buscando nuevas formas de consenso más allá de la crispación. El descalabro del PP liderado por Rajoy no está motivado únicamente por ser arte y parte de una corrupción institucionalizada, sino también por no comprender los nuevos tiempos. Rajoy, a pesar de no tener mayoría suficiente para legislar ni gobernar a su placer, no optó ni por el diálogo ni por el acuerdo ni tan siquiera con su socio natural, Ciudadanos. Los populares bloquearon el Parlamento, sede de la soberanía popular, creyendo que la aprobación de sus presupuestos les daba carta blanca para gobernar. Pero Pedro Sánchez no lo tendrá fácil, lo tendrá muy difícil, aunque no tiene por qué resultar imposible si sabe (y puede) centrar y priorizar su actividad legislativa y de gestión en temas y asuntos de interés común de la ciudadanía escuchando, dialogando y consensuando con las otras fuerzas políticas, económicas y sociales.

Voy a referirme específicamente a nuestra comunidad autónoma. Sin negar el interés, se me antoja como un tanto provinciano considerar una prioridad sine que non contar con algún compatriota balear como ministro/a, secretario/a de Estado, u otro cargo relevante. El popular Gabriel Company dixit: si los socialistas no lo consiguen significa que Francina Armengol y los suyos no pintan un pimiento. Pero no se inquiete en demasía porque, aunque a la hora de escribir estas líneas es muy probable que se nombre algunos cargos propios, lo importante y decisivo es el peso político que se pueda tener en el Gobierno de Sánchez especialmente (aunque no sólo) en temas que afecten nuestra comunidad. Y sin pretender ser triunfalista se intuye, a posteriori habrá que ratificarlo, una sintonía política de Armengol y de su equipo próximo con la actual dirección del PSOE así como con los objetivos y prioridades del Gobierno.

Más allá de nuestra propia acción legislativa y/o de la gestión del Govern, necesitamos complicidades bilaterales con el gobierno de Pedro Sánchez para asuntos "clave" como el régimen especial, las inversiones estatuarias (€). Y también deberemos participar en negociaciones multilaterales con otras autonomías y con fuerzas políticas, temas tales como la implantación de un nuevo modelo político y de gestión, más allá del estado de las autonomías, fundamentado en criterios de mayores cuotas de autogobierno, con su consiguiente modelo de financiación solidaria pero justa. Sin pasar por alto las necesarias reformas que afectan a la Educación, a la Sanidad, a la financiación de las pensiones públicas (€), es preciso abordar múltiples problemas tangenciales vivos en nuestra comunidad, como puede ser la vigente reforma laboral. Por muchas iniciativas positivas que haya tomado nuestro Govern para la creación de empleo, no mejorará su calidad (temporalidad/precariedad, salarios, cargas de trabajo) de manera relevante y sostenida con la vigente la reforma laboral. Fácil, no será.

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