Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En aquel tiempo

Una extraña inquietud

La vida te enseña a no pactar con lo esperado. Casi siempre acaba por surgir alguna realidad que todo lo trastoca y te obliga a reorganizar la estructura mental, era normal, con todos los vaivenes que se quiera, que el reino de España estuviera en manos de los populares de Mariano Rajoy. Era normal, de pura costumbre. Mientras el socialismo aparecía aquejado de una somnolencia mortal. Y de un liderazgo, o algo semejante, personificado en un baqueteado Pedro Sánchez, que había calificado de indecente a Rajoy, que se había precipitado por acantilados sin cuento, que había protagonizado divisiones mortales en su propio partido y en fin, un Pedro Sánchez acusado de inmadurez política. Las cosas estaban así, hasta el punto de que en cuestiones tan serias como el independentismo catalán se había visto obligado a unirse a los populares para combatir el desvarío secesionista. Una y otra vez. La normalidad era que los populares estuvieran en el machito del poder y los socialistas a la espera indefinida. Y sin embargo, de golpe y porrazo, lo inesperado se impone y resulta que Pedro Sánchez es presidente de España, mientras Rajoy abandona Moncloa ante el estupor de amigos y enemigos. Promesa en Zarzuela. Desnudez de la mesa de la promesa. Leve gesto de la cabeza ante el rey. Presentes como ausentes. Unos pasos. Y el reino de España en manos del menospreciado Sánchez, erguido, distante, supongo que un tanto emplacable. Lo inesperado, la fuerza del destino, el tiempo sorprendente. Así es este país que llamamos España. Me olvidaba, y la corrupción.

Días atrás había asistido a la presentación de un libro no menos inezperado al menos para mí: Historia de la filosofía española en el siglo XX, del profesor italiano Savignano. Ya en casa, comencé a devorarlo hasta pronunciadas horas nocturnas. Y estoy a punto de concluirlo. Algunas cosas, discutibles, pero en general apasionante. Savignano es un espíritu libre, más allá de las modas, hasta el punto de que recupera nombres enviados al olvido por los gurúes de siempre: Adela Cortina, Julián Marías, Gómez Caffarena, bajo el liderazgo lógico de Ortega, entre otros. España ha producido personas como éstas y tantas otras que nos han vertebrado... por lo menos han vertebrado algunos ambientes académicos pero también vidas personales de honda repercusión pública. Y sin embargo apenas han rozado la médula de la política en su devenir más militante, con algunas excepciones de inspiración marxista, hasta que el mismo marxismo derivó hacia actitudes más discretas y posibilistas. España es un país sin fundamentos conceptuales, más bien explosiona a raíz de situaciones sentimentales o vinculadas a pre-conceptos seculares convertidos en obsesiones inalterables. Obsesiones que, para colmo, niegan al adversario la vida pero no la muerte, como demostramos en los años treinta de manera alarmante. O tú o yo, pero sin reflexiones de inteligencia y de concepto. Sin referentes filosóficos de mediana competencia. El libro de Savignano resulta un golpetazo ilustrado a tiempos de mediocridad intelectual como el nuestro pero también a momentos anteriores. Ministros de UCD y de los dos primeros gabinetes de González son excepción a esta regla que humilla porque es una bomba de relojería en la base de nuestro cráneo público. Me olvidaba, y la corrupción.

Y ahí deseaba llegar en estas letras: ¿tienen alguna consistencia filosófica, quiero decir de "filosofía política", tantos los personajes salientes como los entrantes, y en general las cúpulas de los partidos dominantes? Es la carencia de ideas creativas y gestantes de caminos diferentes, más allá de las obsesiones economicistas europeas y nada digamos de las precariedades sustanciales del presidente norteamericano. Mariano Rajoy nos deja unas cuentas saneadas, pero desiguales hasta el escándalo de cara a los diferentes segmentos ciudadanos, y uno se pregunta si Sánchez, con sus socialistas parlamentarios, tendrá capacidad para remodelar la deriva española hacia una sociedad no ya de los dos tercios sino de un tercio y medio. ¿Donde están las ideas? ¿De qué manera se pretende gobernarnos más allá de pactos ilusos? ¿Por qué España es incapaz de mantener un largo periodo de su historia sin alteraciones sociopolíticas destructivas? Lo sucedido estos últimos días y la lectura de Savignano chocan como dos trenes, en perjuicio del tren político, descabezado de pensamiento constructivo en su definición de la realidad. Me olvidaba, y la corrupción.

Claro está que sin la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel nada de esto hubiera sucedido. Y es llamativa esta apreciación : Si el TC permitió que los populares manejaran la agenda política con suficiente tranquilidad, ha sido otra instancia jurídica, la citada Audiencia Nacional, la que ha establecido un pantano adecuado para la moción de censura socialista, siempre mediante la insufrible corrupción, está claro. Llama poderosamente la atención esta intromisión de lo judicial en lo político, sin que saquemos mayores consecuencias del detalle en cuestión. TC frente a Audiencia Nacional. Un tiempo de permisividad frente a otro momento de demolición. Lo esperado y lo inesperado. PP frente a PSOE. Y todos demás detrás como condiciones inevitables para gobernar. Me olvidaba, y la corrupción.

Y así, Sánchez es nuestro presidente. Así, de golpe y porrazo. Cuando estas letras aparezcan, conoceremos su gabinete, y se habrán producido las primeras criticas de sus socios de moción. Sería positivo que en sus primeras intervenciones demostrara que cuenta con ideas motrices que avalen su ejercicio del poder político. Una realidad me interroga y que en general nunca se cita : El nuevo presidente es profesor de Estructura Económica e Historia del pensamiento Económico en la Universidad Camilo José Cela. Ha tenido responsabilidades en la Comunidad Europea. Es serio. Tozudo. Inasequible al desaliento. Toda demolición inicial será negativa para España. Pero una extraña inquietud me domina, no tanto por el mismo presidente sino por sus compañeros de camino. El socialismo español tiene una inesperada oportunidad. Ojalá sea capaz de manejarla en beneficio de todos. Es decir, sin corrupción.

Compartir el artículo

stats