Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Joaquín Rábago

Difícil tarea

Sí, difícil tarea la que le espera ahora al nuevo presidente del Gobierno. Y más difícil que se lo van a poner entre el PP y Ciudadanos, resentidos ambos por el éxito, inesperado para muchos, de su moción de censura. Y eso, por supuesto, sin contar con el fuego amigo, que tampoco hay que descartar en un partido en el que dicen que conviven varias sensibilidades cuando lo que hay sobre todo son rivalidades y antipatías personales.

Pedro Sánchez tendrá que demostrar nervios de acero para aguantar lo que se le viene encima, a juzgar por las amenazas y anatemas que salieron de la boca del portavoz del grupo parlamentario popular el día en que se debatió la moción. El líder socialista, del que hemos criticado en más de una ocasión sus aparentes indefiniciones ideológicas -¡claro que hay quien habla de que estamos en una era postideológica!- tendrá que aplicarse ahora el conocido adagio latino según el cual audentis fortuna iuvat.

Entre las tareas más urgentes que aguardan al nuevo Gobierno está la de invertir cuanto antes el sentido profundamente antisocial de las "antirreformas" de la ley laboral y de las pensiones, acometidas o profundizadas ambas por el PP. Una apuesta decidida por la educación, un trato prioritario a la investigación y el desarrollo permitirán a España aprovechar el talento de sus jóvenes, evitar la fuga de cerebros y convertirla en algo más que un país de albañiles y camareros al servicio de los millones que anualmente nos visitan.

Es también urgente desde una óptica democrática acabar con la llamada "ley mordaza", que aprobó el PP en su día aprovechando su mayoría absoluta, y que ha dado lugar a todo tipo de abusos contra libertades básicas como las de expresión y manifestación. Pero la que es con seguridad la tarea más difícil de todas es la de hacer frente al desafío secesionista, agravado en los últimos años por la fala de entendimiento entre unas fuerzas independentistas cada vez más intolerantes y crecidas y un gobierno central incapaz de hacer otra cosa que recurrir a la justicia para frenar su avance.

Hará falta hilar muy fino en ese tema, teniendo como tendrá Pedro Sánchez la oposición frontal no sólo de Ciudadanos y del PP, que pugnarán por mostrarse a cual más duro, sino también la de más de uno dentro del propio Partido Socialista. Cualquier gesto conciliatorio, como intentar poner fin a los meses de prisión provisional de los políticos presos, sino incluso su traslado a cárceles catalanas mientras esperan sentencia, será visto inmediatamente y denunciado como una traición a España.

El problema es con qué aliados, aparte de Podemos, podrá contar un PSOE con sólo 84 diputados y tantos enemigos dentro y fuera del Parlamento para cumplir lo que muchos esperan de él. ¿Terminará siendo la de Pedro Sánchez sólo una victoria pírrica?

Compartir el artículo

stats