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Al Azar

El chalé de los Iglesias

El error de los Iglesias no es el chalet, sino la consolidación de una pareja al frente de un partido político. Pablo Iglesias no ha promocionado a una mujer como portavoz, sino a su mujer. El cargo procede del vínculo, en un rasgo patriarcal más anacrónico que conservador. Incluso el referéndum de dimisión planteado por el secretario general de Podemos afecta desde la propia pregunta al matrimonio laico, consagrado o condenado como Familia Real del partido emergente. Ni Corea del Norte alcanzó tamaña incongruencia.

Los Iglesias reclaman ahora el aplauso insostenible de su bases a un gesto de detestable incoherencia, o el rechazo inevitable a la consideración monárquica del partido, que se entenderá como un desprecio a la labor llevada a cabo por su líder providencial. Los ricos pueden tener ideas avanzadas y a menudo son los progresistas más ejemplares, pero los izquierdistas genéticos no pueden retroceder a nuevos ricos, comprándose un pabellón de caza que Berlanga envidiaría para La escopeta nacional. No es solo un gesto. Para sustentar la jugosa hipoteca contraída por los Iglesias, los bancos tienen que desahuciar sin miramientos a los inquilinos o compradores que no atienden a sus obligaciones económicas.

En cuanto se descubrió el máster falsificado de Cifuentes, dimitió un diputado gallego de Podemos. En un país cuyo presidente del Gobierno cobró sobresueldos en negro según el tesorero de su formación, dos diputados de Podemos se someten a una moción de confianza por no ajustarse a sus principios sin defraudar ni un euro. La entusiasta petición de responsabilidades de la derecha no solo culpa la deriva de los Iglesias, que de repente consideran al Rey un tío estupendo y se uncen el yugo del contrato de esclavitud hipotecaria. También reconoce que la propuesta inicial de Podemos, cumplir escrupulosamente con el mandato constitucional sobre la vivienda, era justa y necesaria. Siempre grandilocuentes, los Iglesias presumirán de que cambiaron de orilla para demostrar que su bando estaba en lo cierto. Antes y ahora.

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