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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Dejan fugar al envenenador

Seis tiqueteros seis, a sueldo según la Guardia Civil de la trama de falsas intoxicaciones alimentarias de turistas, se han dado a la fuga. La sorpresa no radica en la huida masiva, sino en que un solo eslabón del funcionariado pensara que iban a quedarse pacíficamente en Mallorca, a la espera de una eventual condena. Máxime cuando fueron liberados sin fianza y sin la prohibición de abandonar España, pese a que algunos poseían suntuosos antecedentes penales. En su testarudez al no reconocer ni idioma ni economía propia a la isla, el Estado ha dejado fugarse al envenenador. Dado que los egregios administradores importados de Madrid insisten en vivir en sus torres ebúrneas, habrá que recordarles que esta mafia ha protagonizado la mayor campaña de desprestigio de la historia contra la reputación de la isla. Su único propósito era explotar la ruina colectiva de los trabajadores y empresarios locales, un drama difícil de entender para las autoridades convencidas de que su salario cae del cielo.

Sigamos deteniendo a camellos de tres al cuarto en estériles operaciones masivas, mientras facilitamos la huida de una banda que destruía la imagen entera de la isla. Ni siquiera nos hemos dado el gustazo de expulsarlos a patadas, se han burlado con permiso de Mallorca hasta el último segundo. Conviene recordar que el Reino Unido ha sido categórico contra esta lacra, frente a la pasividad de las autoridades españolas que nos tratan como una colonia.

La máxima responsable británica de la trama sigue en Mallorca, pero liberada también de los subordinados que podrían implicarla. Siempre nos congratularemos de que un ser humano esté en libertad, aunque sea catalán, pero los eminentes juristas deberían explicarnos por qué la fuga de políticos obliga a encarcelar a sus cómplices, un principio cautelar inaplicado en otros casos. En fin, no hay que molestar a quienes nos han presentado al mundo como el sumidero de las intoxicaciones alimentarias, si podemos encerrar sin problemas a un rapero que no ha espantado a un solo turista ni nos ha costado un euro.

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