El patriarcado mata - a las mujeres - y ahora también nos multa. Él la quemó viva y ella corrió para salvar al niño, y lo consiguió. Sin embargo no consiguió salvarse a ella, y semanas después de insoportable dolor, murió. Días después otro él escribió que aquello fue producto del amor pasional, y en ningún caso violencia machista. Y un periódico decidió no evitarnos el dolor de leerlo. Así que otra ella denunció públicamente la doble ofensa machista que se estaba produciendo y ahora ella tiene que buscar 30.000 euros para pagar la fianza que el juez le impone.

Ojalá esta fuese una más de esas tristes anécdotas del pasado que a veces recordamos para entender los pasos dados y los logros alcanzados en la lucha feminista. Pero no, esta será una vieja historia cuando las mujeres de mañana analicen sus pasos y reflexionen sobre los logros alcanzados. Esta es una -triste- historia de hoy. El feminismo es quizás una de las luchas que más ha avanzado en los últimos años de la democracia. La manifestación del pasado 8 de marzo, secundada en más de un centenar de países, y con una especial repercusión en el estado español, es buena prueba de ese avance inmenso en el despertar de las conciencias de todas. Gracias a todo el camino andado y sudado por tantas compañeras como Nina Parrón; la otra ella de la -triste- historia.

El avance de las reivindicaciones provoca respuestas siempre. El feminismo quiere que desaparezcan los privilegios que oprimen a las mujeres. Los privilegiados no quieren permitirlo.

Algo pasa en la democracia actual, como si de un error informático se tratara, los valores democráticos se demonizan, criminalizan y penalizan. Un fallo en el sistema que convierte la democracia en dictadura y la reivindicación y disidencia en revuelta terrorista. La libertad de expresión; un valor preciado de las sociedades avanzadas, se constriñe y retuerce jurídicamente con toda naturalidad ante nosotras, y se utiliza políticamente en beneficio propio, sin atender al dolor, más bien jugando con él. Y de nuevo ese estado de cosas nos perjudica doblemente a las mujeres.

Nadie quema a nadie por amor. ¡Qué menos que decir que eso es machista y violento! ¿El honor de quién o qué se está protegiendo? Los corruptos en la calle y los activistas en la cárcel. ¿Y ya no podemos ni denunciarlo? Nos jugamos mucho más que una multa en el caso de Nina Parrón. Si tocan a una nos tocan a todas.

* Primera teniente de alcalde de Función Pública, Gobierno Interior y Distrito Norte