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Carmen Pérez Novo

Los efectos del estrés

El estrés es una respuesta normal del organismo, ante una situación de conflicto psicológico. Todo el mundo vive estresado y ésta es una respuesta normal del individuo. Ahora bien, cuando se cae en el desorden y existe una incapacidad para reaccionar adecuadamente, se habla de estrés propiamente dicho, y el organismo responde con una serie de alteraciones tales como cefaleas, diarrea, vértigos, taquicardia, contracturas musculares, hipertensión, disminución de las defensas inmunitarias, nerviosismo, insomnio... Todo ello, trae como consecuencia una pérdida de la capacidad para ser feliz, para disfrutar de los aspectos favorables de la vida, para ser eficaz. La persona estresada acaba perdiendo el interés por la familia, la relación afectiva y sexual, la diversión, el trabajo... Por si fuera poco, en tales situaciones, la reacción más corriente suele ser la de concentrarnos en las condiciones externas, agregando que todo se arreglará cuando tengamos un empleo estupendo, o nos toque la lotería, o cambiemos de trabajo, de pareja, o cuando nos jubilemos€

Pero, desafortunadamente, las cosas no suelen suceder de esa manera. Los mismos problemas van a salir a la superficie, en otras situaciones. Y todo ello, sencillamente, porque el conflicto está en nuestro interior. Y, para soportarlo, para experimentar algo de consuelo ante los reveses de la vida, aparte de culpabilizar a los agentes externos, cada uno desarrolla, a lo largo de su vida, métodos de autoconsuelo tales como el consumo de dulces, chocolate, alcohol, drogas, televisión, tranquilizantes, antidepresivos€ Indudablemente, el estrés, es muy nocivo para nuestra salud, es uno de los males que mayores estragos está haciendo actualmente en nuestra sociedad. Ahora bien, ¿se puede hacer algo para evitarlo? ¡Por supuesto que sí! Hay una serie de medidas que todos deberíamos tener en cuenta: planificar la jornada, programar sólo lo que sabemos realizar sensatamente en un día. Evitar tensiones innecesarias. Dormir 7 u 8 horas diarias. Hacer ejercicio físico y ejercicios de relajación cada día. Intentar ser un poco despreocupado y flexible. Aprender a decir no. No es bueno hacer continuamente cosas que no deseamos y que sólo nos producirán angustia innecesaria. Tener alguien a quien contar los acontecimientos. Un buen amigo, es imprescindible en nuestras vidas. Tener una vida sexual activa; estar contento y sonreír. Practicar aficiones. Saber usar el tiempo libre, disfrutar a tope de los momentos de ocio, porque el tiempo es oro, la vida demasiado corta y, que sepamos, solo se vive una vez.

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