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Camilo José Cela Conde

Engaños deliberados

Hay cosas en las que el Brexit se parece cada vez más al proceso soberanista catalán. Cosas importantes, partiendo de la voluntad en uno y otro caso de emprender el camino para abandonar una institución mucho más grande. Los dos episodios se fundamentan en un mandato popular, si bien el procés nunca llegó a superar la mitad de los votos -una barrera tanto política como psicológica que los ciudadanos británicos partidarios de salir de la Unión Europea sí que superaron-. Lo más llamativo, sin embargo, es el engaño que los partidarios de la independencia impusieron en ambos casos.

Si se sabía ya de sobras que los promotores del procés habían tergiversado de manera consciente y deliberada lo que sería la situación de la república catalana, casi todos los pasos que se han dado en las negociaciones del Brexit suponen un jarro de agua fría para quienes se creyeron el cuento de hadas de la salida de la UE. El acuerdo alcanzado ahora para mantener un periodo de transición entre marzo de 2019 y finales de 2020 es, en sus principales aspectos, una bajada de pantalones dolorosa para el gobierno de Theresa May, Los ciudadanos que en su día votaron por el abandono de Europa creyéndose lo que los defensores del Brexit les decían tienen derecho a sentirse más que frustrados.

Pero lo mismo cabe decir de quienes acogieron con alborozo una supuesta declaración de independencia de la república catalana que ha resultado al final puro teatro; un engaño reconocido incluso por quienes en su día votaron en el Parlament de Catalunya las leyes de desconexión. Lo más tremendo, en mi opinión, se deduce del reportaje publicado por El Mundo acerca de los correos los electrónicos intervenidos al exconseller de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, que ponen de manifiesto que el Govern de Puigdemont disponía de informes demoledores acerca de la caída brutal de la economía catalana -hasta un 20% del Producto Interior Bruto- y de la segura salida de la Unión Europea en caso de imponerse la independencia. Un programa independentista es, por supuesto, legítimo sin más que seguir los cauces legales para impulsarlo pero tanto Puigdemont como Junqueras y los suyos mintieron de forma tan descarada respecto a lo que sabían que cuesta trabajo entender cómo es posible que sigan liderando cualquier proyecto de secesión.

Sin suponer lo mismo -a causa de la distinta cobertura legal, impecable en el caso británico e inexistente en el del procés catalán-, cabe pensar que quienes promovieron y ahora gestionan por parte del Reino Unido el Brexit han llevado a cabo engaños comparables a los de los gobiernos de Artur Mas y Carles Puigdemont. Con la cada vez más notoria convicción de que, al mantener a los votantes en la oscuridad impuesta, se han alcanzado unas situaciones negativas para todo el mundo que jamás habrían existido de haberse puesto la verdad sobre la mesa.

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