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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Feriantes, políticos y viceversa

Malvivimos enrocados en el mal llamado "problema catalán", que sirve de coartada para no abordar los graves problemas estructurales económicos, sociales y políticos

Más allá de la estúpida retirada del lienzo titulado Presos políticos de Arco, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, me llamó la atención el lema elegido para el presente año: "El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer". Tuve la peregrina idea de que tal eslogan podría aplicarse también a la política que, como el arte, corren el riesgo de dejar de interesar simplemente porque sus actuaciones tienden a reducirse a ferias repletas de marchantes y a museos en fase catatónica. Les propongo a ustedes ciudadanos un saludable ejercicio.

Voy a reproducir algunas de las múltiples y variadas reflexiones de diversas tipologías de feriantes de Arco, tales como artistas, comisarios, galeristas y directores de museos (desde Timothy Morton a Sánchez Ferlosio, pasando por Joao Fernandes) inquietos por la necesaria revitalización de la Feria, su actividad artística, sus manifestaciones y entornos.). Jugando a alquimista, voy a sustituir las referencias museísticas por el quehacer político, modificando el vocablo "museo" (o similar) por "política" (o similar). Comienzo.

"Hay una cierta psicosis colectiva de tonos negativos hacia el futuro, posiblemente fruto de la desafección hacia el modo y maneras de cómo los políticos gestionan desde las instituciones el presente, sus problemas y oportunidades. Es bueno y necesario tener perspectivas de futuro. Sin duda es sano y saludable saber lo que uno quiere ser cuando sea mayor, es bueno y necesario que los políticos piensen desde su gestión del presente en un futuro mejor. Pero el futuro no se hace sólo con ideas, pero sí también con acciones. Pero para ello es imprescindible un cambio de chip en la Política (con mayúscula), sus instituciones y protagonistas, en su labor de aterrizaje en la realidad cotidiana y abrir caminos de futuro".

"El presente, que es el inicio del futuro, debe plantearse desde una apuesta por lo colectivo, lo performativo, por el encuentro con el otro, el compromiso social y político, el evento, la acción, la investigación y el trabajo con la comunidad. La estructura de nuestras instituciones debe estar en continua transformación para adaptarse a estas nuevas formas de trabajo y dejar de ser instrumentos legitimadores para convertirse en facilitadores. Para ello es preciso salir de los entornos políticos (partidos, instituciones€) y acercarse a asociaciones, cuyo quehacer es un ejercicio que puede dar sentido a las acciones de la política".

Pero la realidad es otra. A nivel estatal malvivimos enrocados en el mal llamado "problema catalán", que sirve de coartada para no abordar los graves problemas estructurales económicos, sociales y políticos, que afectan el vivir, convivir y coexistir de la ciudadanía. El gobierno de Rajoy se ha instalado cómodamente en la parálisis y la inoperancia. Me evoca la canción falangista Impasibles al ademán, están, citada en las Memòries d´un xiquet innocent de Joan Pla. Ni presente, ni futuro. El crecimiento económico justifica (?) no abordar la grave situación (presente y futura) de múltiples segmentos de la población. Pero el perplejo Rajoy, después de una primera reacción de manual (¡los huelguistas, los manifestantes, son minoría, manipulados por el rojerío!), comienza a mostrar leves síntomas de inquietud al observar que ciudadanos de cualquier edad y condición (los pensionistas, las mujeres€) hartos de la nada, van ocupando las calles (incluidos votantes del PP). A su vez el Parlamento, con un PP en minoría, se está convirtiendo en un museo de elefantes. La urgente reforma de leyes (pensiones, reforma laboral, ley mordaza, ley electoral€) duermen el sueño de los injustos coadiuvados por C´s. La reforma del sistema de financiación autonómica ad kalendas grecas. Plantearse la posibilidad de reforma de la Constitución, merece excomunión. Mientras la oposición, la vieja y la nueva, experimemta dificultades para encontrar el camino para una oposición real y eficaz. Dícese que es saludable aprender de los errores de los demás, delante de nuestras narices tenemos el resultado de los inmensos errores de la política y los políticos italianos: la victoria de los populismos.

Acudo a unos aforismos de mi buen amigo Jorge Wagensberg, catalán a pesar del apellido, gran científico y mejor humanista, fallecido hace escasos días: "Sin crítica se atrofia el uso de la razón, y sin humor se pierde el hábito de la crítica"; y "si sentimos que se acaba el humor o la razón, siempre nos quedará el recurso de sentirnos ofendidos". Y me aplico el cuento: espero que ningún lector se sienta ofendido por haber comparado a los artistas con políticos, y a los políticos con feriantes. No era esta mi intención.

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