La Gran Coalición sale adelante. Habrá estabilidad en Alemania „se supone„ en los próximos años, pero a costa de haber destruido la socialdemocracia alemana y de haber dado un impulso probablemente irreversible a la extrema derecha neofascista, racista, en el país de Hitler. La Alternativa para Alemania (AfD) „tercer partido del país con el 12,6% de los votos y 94 escaños„ ya es la principal oposición al gobierno, y de hecho ya habla y actúa como tal. Produce escalofríos.

El analista Garton Ash ha sido probablemente la voz occidental más potente que ha denunciado el disparate. Con los resultados de las elecciones alemanas del 24 de septiembre, en que la CDU/CSU obtuvo el 32,9% de los votos (un pésimo resultado) y el SPD, el 20,5% (el peor resultado de su historia), lo lógico hubiera sido que Merkel hubiera formado gobierno en minoría, para buscar después el respaldo ocasional o sistemático del FDP, del SPD y de los Verdes.

La opción elegida demuestra en cambio que las ideologías ya no cuentan; que los partidos clásicos del centro-derecha y del centro-izquierda ya son la misma cosa, y que quien quiera un cambio real tiene que arrojarse en brazos de partidos excéntricos, populistas, radicales. El futuro aparece lleno de oscuridad? Y pocas veces desearía uno más equivocarse de pronóstico.