Una vez razonablemente recuperadas del estupor, el asombro, la ira y de la subsiguiente preocupación que nos ha provocado la noticia de la imposición de la fianza de 30.000 euros por el juez a la directora insular de Igualdad del Consell de Mallorca, Nina Parrón, no nos queda más remedio que pararnos a reflexionar y argumentar nuestra justa indignación. En este artículo hablaremos de aspectos que se desprenden de esta noticia y que no dejan de sorprendernos.

En primer lugar, las declaraciones de quien firma como representante de la asociación de padres de familia separados, declarando que el asesinato de Xué Saura no era "una acción machista" sino un "crimen pasional", entran en profunda contradicción con la ley orgánica 1/2004 de medidas de protección contra la violencia de género. Hace mucho tiempo que la violencia hacia las mujeres ha dejado de ser considerada un asunto íntimo, un problema familiar en el que no se podía meter nadie, para ser considerada un fenómeno estructural que acaba con la vida de una media de sesenta mujeres al año en España y más de 60.000 mujeres en el mundo. Los feminicidios son perpetrados en su inmensa mayoría en el propio hogar a manos de "amantes" compañeros, en los que el amor no tiene nada que ver y sí lo tiene el que la mujer de la sociedad patriarcal no solo no tenga todavía iguales derechos, sino que además sea considerada por su marido o su expareja de su propiedad. De aquí la importancia que desde el punto de vista del feminismo tiene el reconocimiento de estos asesinatos como crímenes machistas en la reivindicación de la plena igualdad entre mujeres y hombres.

¿Qué se puede deducir leyendo estas palabras publicadas en una carta al director en un diario local el 7 de julio de 2016?: "Se trata de una agresión individual€ su obsesión por la persona amada lo ha obnubilado hasta tal punto que no ha podido aceptar la decisión de su pareja y hundido afectivamente, la agredió".

Como bien escribió la hermana de Xué, Eva Saura, en su desgarradora réplica de apoyo a la señora Parrón: "(...) Una persona que queda hundida anímicamente llora, va al psicólogo, se infla a chocolate, hace un viaje€ o mil opciones más, pero ni agrede ni asesina" (recordemos cómo sucedió: la roció de gasolina y prendió fuego en presencia de su hijo menor. Tristemente nos retrotrae veinte años atrás con el asesinato de Ana Orantes).

¿No es eso, en el fondo, lo que hay detrás de todos los crímenes machistas: "la maté porque era mía", "si no estás conmigo no estarás con nadie"?

Este es el motivo por el que la directora insular de Igualdad, en el ejercicio de su cargo y en aplicación del artículo 13 de la ley contra la Violencia de Género, recogiendo además la voz de la calle indignada por semejante interpretación, hizo lo que tenía que hacer: denunciar ante la fiscalía estas afirmaciones para no consentir publicaciones de este calado.

Otro aspecto sobre el que reflexionamos tiene que ver con la declaración de hace pocos días de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados de Barcelona, en relación con sentencias judiciales recientes de que estamos ante un retroceso en los derechos y libertades públicas.

El procesamiento de Parrón representaría un claro retroceso en la solución del problema de la violencia machista porque lo banaliza. Como dice el exdelegado de Gobierno contra la Violencia de Género Miguel Lorente: "El problema no es que la gente piense de este modo -aludiendo al pensamiento de que las mujeres son responsables de la propia violencia hacia ellas- sino que este marco de significado es el mismo que influye en quienes tienen que responder ante la violencia de género, impregnando su respuesta profesional con el mismo significado que existe en la sociedad".

El amor no mata, lo que mata es el machismo.

*En representación de la Associació de Dones de les Illes Balears per a la Saut (Adibs), Los Oficios Terrrestres, Ulls Sadolls, Anticapitalistes Illes Balears, Ben Amics, Lobby de Dones de Mallorca, Dones de Llevant, Associació Memòria de Mallorca, Acció Feminista, Feministes en Acció, Marisol Ramírez y Miquel Comas Oliver.