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Con otra cara

Disfraces sexis

El Sindicato de Enfermería Satse, ha pedido a las tiendas de disfraces que dejen de vender el de enfermera sexy al considerar que esta indumentaria proyecta una imagen denigrante del colectivo de sanitarios y que se atenta contra la dignidad de la mujer. Sin duda, la imagen de la enfermera minifaldera y pechugona es un clásico del imaginario masculino más casposo, pero no creo que su iniciativa prospere a no ser que los vendedores de disfraces estén dispuestos a dejar vacías la mitad de sus estanterías.

Hagan la prueba. Si buscan en internet algo tan neutro como "disfraces de carnaval de mujer" se van a encontrar, por supuesto, con vestidos de enfermeras dignos de las películas españolas de destape de los años 70, pero también con una enorme oferta de presas, marineras, conejitas, policías, piratas, heroínas, princesas, pitufinas y hasta monjas con la imagen sexi como punto en común. Faldas cortas, medias con ligueros, tacones, escotazos y vestidos ajustados parecen ser una constante en la mayoría de los disfraces que se ofertan para las mujeres. Vale, al fin y al cabo durante el carnaval hay que ser transgresor y políticamente incorrecto, ¿no? Entonces hacemos otra búsqueda de "disfraces de carnaval de hombre". Algún superhéroe o algún bombero buenorro hay, pero entre los muchos vaqueros, gondoleros, faraones, payasos, piratas o pitufos no se aprecia carga sexual, más bien al contrario. Ellas posan insinuantes, ellos imitan el papel de su disfraz o ponen gestos burlones como corresponde al carnaval. Disfraces de mujer sexis: 90%. Disfraces de hombre sexis: 10%.

Por supuesto que esto no es nuevo, igual que no lo es que siga habiendo programas de televisión en los que aparecen chicas de decoración o que en la gala de los Goya de anoche los hombres fueran abrigaditos y cómodos mientras la mayoría de mujeres se congelaban envueltas en ligeros pero sexis vestidos sobre sandalias de doce centímetros de tacón. Y que conste que el día que me inviten a uno de los saraos seré la primera en buscar el vestido más atractivo que pueda encontrar, pero es que nos queda mucho para superar estas puñeteras diferencias, incluso a muchas de nosotras.

Además de pedir la retirada del disfraz de enfermera de los comercios, el Satse propone la creación de un observatorio de la mujer en el ámbito sanitario para acabar con los estereotipos sexistas y denigrantes. Más que un observatorio necesitaríamos una revolución, pero por algo se empieza.

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