Empecemos recordando lo que todos ya sabemos. La gripe es una infección causada por los virus gripales; de todos ellos sólo los tipos A y B (gripe A y gripe B) poseen capacidad para infectar y producir enfermedad (la gripe) en los humanos. Los virus de la gripe A se clasifican en dos subtipos designados A (H1N1) y A (H3N2); mientras que los causantes de la gripe B se clasifican en linajes genéticos llamados Victoria y Yamagata.

En cada nueva temporada o epidemia gripal circulan siempre los virus del tipo A en mayor o menor proporción, y un linaje preferente de la gripe B. Este motivo es el que ha establecido que las vacunas antigripales sean trivalentes, es decir están compuestas por los dos subtipos de la A y un solo linaje de la B.

¿Cómo se decide la composición de la vacuna antigripal de cada temporada?. Un comité de expertos se reúne en la sede de la Organización Mundial de la Salud y de acuerdo con los datos virológicos y epidemiológicos de las temporadas anteriores tanto en el hemisferio norte como sur, deciden que cepas probablemente vayan a circular durante la nueva temporada que se iniciará a partir de octubre de este mismo año. Es decir la decisión se toma con casi diez meses de antelación, ya que las industrias farmacéuticas necesitan un mínimo de seis meses para fabricar las vacunas.

Un hecho que ya lleva bastante tiempo observándose en la gripe B es que cuando se incluye un linaje en la vacuna se produce el resurgimiento del linaje contrario. Este fenómeno parece lógico dado que la vacuna sólo protege lo que contiene y facilita la aparición del linaje no contenido, ya que no se produce una protección cruzada entre ellos. Este fenómeno ocurre periódicamente desde hace varios años y parece ser el responsable de la actual situación epidémica que estamos padeciendo.

Los últimos datos demuestran que cerca del 80% de los virus tipo B circulantes y aislados en personas pertenecen al linaje no incluido en la vacuna, con el agravante que parece presentar una mayor virulencia o capacidad de trasmisión. Este nuevo linaje está afectando no sólo a los niños, siempre se ha dicho que la gripe B es de menores de 15 años, sino que está afectando de forma masiva a las personas mayores de 65 años con enfermedades crónicas que les lleva a urgencias y al ingreso hospitalario.

¿Por qué la vacuna de la gripe no contiene los cuatro elementos antigénicos descritos?. Existen en el mercado desde hace un par de años vacunas designadas tetravalentes que contienen estos antígenos, por lo tanto la industria ya ha reaccionado con rapidez. Pero como siempre parece que su no utilización rutinaria ha sido la falta de anticipación al fenómeno del escape gripal, que ya apuntábamos algunos desde hace tiempo, y al mayor coste de esta vacuna.

Es cierto que el precio podría ser una excusa pero si se pudieran contabilizar los gastos en asistencia sanitaria, saturación de urgencias, aumento de las plantillas, absentismo laboral, tratamiento con antivirales e ingresos hospitalarios atribuibles a la cepa sin protección, creo que se demostraría, y ya se ha hecho en algún artículo que publicamos, que la vacuna tetravalente es totalmente coste-efectiva y beneficiosa desde el punto de la salud pública.

Esperemos que lo que está ocurriendo esta temporada sea suficiente para que las autoridades sanitarias competentes se decidan de una forma definitiva a implantar la vacuna antigripal tetravalente para la próxima temporada. Su no utilización comporta un descredito y falta de confianza en ella, ya parte de la población bien vacunada esta temporada esta sufriendo la gripe.

Debemos recordar que la vacuna de la gripe es de las vacunas menos buenas, es decir que no consigue protección en más de 40-60% de las personas vacunadas. Esto se debe a que es de las pocas vacunas que se administran a personas enfermas (patologías de base y mayores de 65 años) y no a sanos y jóvenes como el resto de vacunas. Pero a pesar de ello debemos seguir utilizándola ya que además de evitar infecciones lo más importante es que evita las complicaciones graves de la gripe (neumonías, ingresos en UCI).

El problema es que no da protección cruzada entre los diferentes antígenos gripales y por ello es esencial utilizar aquellas que cubran la totalidad de los virus circulantes. A pesar de la baja efectividad vacunal, a mayor cantidad de personas vacunadas mayor cantidad de personas protegidas. Por ello es muy importante conseguir coberturas vacunales superiores al 65% en la población de riesgo, actualmente no se supera el 45%, para que una gran parte de ella esté bien protegida.

La gripe se sigue percibiendo como una enfermedad leve o moderada que dura una semana y se supera sin complicaciones. Esto es verdad en personas sanas y jóvenes pero cuando afecta a los menores de 3 años (sistema inmune todavía no maduro) y a los mayores de 65 años (sistema inmune deficitario) las consecuencias no son las mismas.

Por todo ello, esperemos que lo ocurrido en esta temporada gripal sea utilizado como experiencia a no repetir y se decida dar la máxima protección posible (lo mejor de lo que tenemos) a la población para disminuir al máximo el impacto sanitario de las epidemias anuales de gripe.

Por favor sigan teniendo confianza en las vacunas y especialmente con la de la gripe, se está intentando solucionar alguna de sus carencias y posiblemente la mejoría en su calidad y sobre todo en su cantidad antigénica estén pronto al alcance de toda la población gracias al esfuerzo de salud pública.