SEC. 20. SALÓN CASA DE PACO. Interior/Noche
Paco y su amiga Elisa están sentados en un sofá, viendo en la tele la entrega de Premios Feroz, los galardones que otorga la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, en una especie de antesala de los Goya, siguiendo la estrategia de los Golden Globes estadounidenses. Sobre la mesa baja del salón vemos refrescos y una nada saludable bolsa de patatas fritas abierta. A medida que durante la ceremonia se van mencionando los títulos de las películas nominadas -El autor, Handia, Estiu 1993, No sé decir adiós, Tierra firme, Selfie-, la cara de Elisa irá mutando del asombro a la confusión.
ELISA: (desorientada) Pero... ¿estos premios se dan antes de que se estrenen las películas?
Paco mira a Elisa como si acabase de confesar un asesinato.
ELISA: No me mires así. Es que de todos esos títulos solo me suenan Verónica y La llamada.
PACO: (condescendiente) Bueno, al menos viste dos películas españolas el año pasado.
ELISA: No las vi. Me suenan. La que sí he visto es la de Alex de la Iglesia, la de las parejas que se cambian los móviles.
PACO: Perfectos desconocidos.
ELISA: ¡Esa! Está genial. ¿No está nominada?
PACO: No. Es un remake, una versión de una película italiana.
ELISA: Sé lo que es un remake. Que no haya visto todas esas películas no significa que no me guste el cine.
Silencio. Siguen viendo la ceremonia. En la televisión se alude a actores nominados.
ELISA: (envalentonada) ¿En cuantas series y películas sale Javier Gutiérrez? ¿En todas? ¡Uy, Antonio de la Torre otra vez! Mira Paco, yo no pertenezco a este mundillo como tú. Yo soy público. Así que, si puedes explicarme qué atractivo tiene una entrega de premios a películas que nadie ha visto o por qué los directores de casting de este país siempre llaman a los mismos, quizá me ayudes a comprender un poco mejor todo esto.
Paco presiona el mute en el mando a distancia. La ceremonia se queda sin audio.
PACO: Pues mira, la verdad, no tengo una buena respuesta. El público va a ver las películas que le apetece ver. Sean españolas o no. No es un problema de público y sí de concepto. Creo que los premios no tienen la obligación de laurear la taquilla. Si coincide, estupendo. Pero los premios deben recompensar la calidad, la particularidad, el compromiso, el riesgo. Premiar la taquilla es una redundancia. Es verdad que no es el mejor año en lo que a títulos se refiere pero sería absurdo pretender tener nominadas cinco películas incuestionables cuando la mayor parte de las cintas que se ruedan son las que deciden las televisiones. Hay muy pocos productores que arriesguen, eso primero. Y segundo, el cine español de los últimos años lo están decidiendo directivos de televisión. Con los mismos criterios con los que eligen su parrilla. Y eso se convierte en un problema de concepto cuando, para optar a una de las pocas ayudas que el Estado da al cine, debes tener una televisión detrás. Imagínate el tipo de cine que le interesa a Mediaset y a Atresmedia. No es Estiu 1993. Para ese tipo de historias solo queda TVE, con el presupuesto más austero de la historia. Y si es una tele la que decide en qué película invierte, acaba tratando esa película como hace con sus ficciones: metiendo mano en el guión e incluso decidiendo reparto, lo que hace que al final sean los mismos actores los que aparecen en el cine y en la tele. ¿Conclusión? Al final vamos a acabar teniendo el cine que se merece nuestra televisión.
Elisa le mira asustada. Paco devuelve el sonido a la ceremonia. Ambos miran a la pantalla. En ficción televisiva los Feroz han premiado solo las series que pertenecen a la cadena que, curiosamente, retransmite la gala. Paco mira a Elisa y dibuja una sonrisa indolente en su rostro.
