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Antonio Papell

Nacionalismo corrupto

Desde aquella denuncia de Maragall, el ´caso 3%´ fue germinando en Cataluña, con el consiguiente descrédito de la clase política, en cuyo seno se fueron destapando sucesivos escándalos

Esta semana se han confirmado con gran retraso pero con extraordinario valor político aquellas palabras de Pasqual Maragall pronunciadas en febrero de 2005 en sede parlamentaria en las que le espetó a Artur Mas aquello de que los convergentes tenían un problema: el tres por ciento. Maragall encabezaba por entonces el tripartito y Mas la oposición ( Pujol ya no concurrió a las elecciones de 2003), y fue de tal magnitud la fingida irritación de Mas y los suyos que Maragall acabó retirando el alegato para facilitar la reforma estatutaria que estaba ya en marcha. Este pasado lunes, la Audiencia de Barcelona confirmaba la acusación formulada por Maragall con una leve variación: no era el 3 sino el 4% el porcentaje que iba a manos de los corruptos. El 2,5% al partido y el 1,5% a manos de la mafia que organizaba la exacción.

Desde aquella denuncia de Maragall, el 'caso 3%' fue germinando en Cataluña, con el consiguiente descrédito para la clase política, en cuyo seno se fueron destapando sucesivos escándalos. El 'caso Pretoria', alumbrado en 2009, que involucraba a Macià Alavedra y a Lluis Prenafeta, sintetizaba el gran negocio ilegal de las elites nacionalistas. El 'caso Palau' o el 'caso Millet', que saltó a través de una denuncia de la fiscalía de Barcelona en 2009, reveló una de las grandes fuentes de financiación ilegal del nacionalismo. En julio de 2014, el mismísimo Jordi Pujol confesaba públicamente su condición de defraudador fiscal ya que nunca había declarado su patrimonio andorrano, proveniente de una supuesta herencia; más tarde supimos que toda la familia Pujol-Ferrusola estaba inmersa en prácticas mafiosas, que se están depurando?

Curiosamente, este afloramiento de la corrupción en Cataluña ha caminado en paralelo a la 'conversión' independentista del nacionalismo burgués. Pujol tiene escrita amplísima literatura en la que descarta el soberanismo y lo sustituye por un bucólico catalanismo. El propio Artur Mas, de quien sospecha ahora el Tribunal Supremo que ha sido el verdadero cerebro del golpe de Estado del 1-O, se prodigó en declaraciones en el mismo sentido? Hasta que el estrechamiento del cerco judicial ha generado el viraje ideológico hacia el independentismo. Es difícil pensar que esta súbita pasión por la independencia del Principado no tiene nada que ver con la posibilidad de que, en una Cataluña soberana, los 'padres de la patria' que se apropiaron de dinero público con fines patrióticos (¿) fueran amnistiados con todos los honores y convertidos en héroes. De hecho, sin independencia, Pujol pasará a la historia como un presidente felón de la Generalitat y Mas como un golpista de poca monta. En cambio, en una Cataluña independiente serian el Fundador y el Delfín. ¡Vaya diferencia!

Estas evidencias explican lo que a primera vista parece inexplicable. La obstinación de gente que pareció sensata en fórmulas burdas e inviables de ruptura que no pueden ser ni siquiera consideradas por la comunidad internacional y que merecen un grave reproche penal, que se está produciendo inapelablemente y que, entre otras consecuencias, tiene la de situar a Puigdemont en un incómodo dilema entre la cárcel o el exilio hasta la prescripción de los delitos que se le imputan.

Resulta difícil de entender que la ciudadanía catalana no se dé cuenta en mayor medida de lo que ha ocurrido, del expolio objetivo de que ha sido objeto (camuflado bajo la demagogia del "España nos roba"), de la pusilanimidad de unos actores políticos que, al mismo tiempo que hablaban de la idílica Cataluña incontaminada y virginal, se llevaban a manos llenas el dinero de los incautos contribuyentes.

Ahora sí parece, por cierto, que ERC, con una hoja de servicios limpia, se ha hartado de confraternizar con estos golfos que quieren hacer comulgar con ruedas de molino a la ciudadanía. Porque el hecho de que Mas, que fue brazo derecho de Pujol y varias veces consejero de la Generalitat antes de convertirse en el líder del partido, declare que nunca oyó hablar siquiera del 3% y que todo esto es una invención, ofende a la inteligencia de una ciudadanía cultivada que antes o después tendrá que caerse del caballo para darse de bruces con la realidad.

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