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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

"Desescalar" en la política

No busque "desescalar" en el diccionario de la Real Academia Española. En los glosarios de los alpinistas aparece esta palabra que no significa descender todo lo escalado, como podríamos pensar los que nunca vamos más allá de la falda (perdón, si es lenguaje sexista) de la montaña, sino bajar un poco para coger una nueva ruta o descansar mejor, siempre pensando en continuar el camino hacia la cima.

En el proceso catalán se habla mucho de "desescalar" como en los incendios del verano se habló de "perimetrar". No se aplica al proceso de declaración de independencia (hacer cumbre) sino a la tensión entre España y Cataluña; al conflicto entre independentistas y constitucionalistas.

Ese "desescalar" puede ser para coger una nueva ruta o para descansar antes de seguir a la cumbre. Pero viene de los usos políticos y periodísticos de "escalada" de tensión o de violencia.

Esas "escaladas", la independentista, las de Oriente Medio, las históricas de la OTAN y el Pacto de Varsovia son más descensos que ascensos, tienen más de espeleología que de alpinismo.

Cuanto más se avanza, más se baja, más se cierra en cueva en lugar de abrirse en horizonte, más ciego se vuelve todo en lugar de ampliar la panorámica y, si hay pinturas en la pared de la cueva, más nos acercamos como especie a los orígenes en lugar de alucinar, por el esfuerzo y la falta de oxígeno, con la trascendencia.

El nacionalismo es montañero y religioso -en las cumbres ponen banderas y vírgenes, todo muy del XIX- por eso prefiere usar la imagen de la escalada que la del descenso a las más bajas pasiones, ciegas y ensimismadas en el independentismo. A la política también le gusta pensar que asciende cuando llega la violencia y no hace más que bajar.

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