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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

Hacia otra mayoría independentista

El presidente del PP catalán, al igual que a otros connotados dirigentes de la derecha conservadora, les sucede que, crecidos por la suspensión de las instituciones de la Generalitat, dicen lo que piensan, lo que prudentemente deberían callar. García Albiol quiere que se mantenga en vigor el artículo 155 por si una nueva mayoría independentista decide echarse otra vez al monte adentrándose por el camino de la secesión. Albiol aclara que está convencido de que no la habrá, pero las cosas pueden venir mal dadas y hay que estar preparado para conjurar contingencias indeseables. Algo parecido ha manifestado el atildado Pablo Casado alertando de que el 151 es susceptible de ser aplicado donde falta haga. Parece que en el PP han descubierto las supuestas virtudes taumatúrgicas del artículo y cavilan sobre la conveniencia de extender su uso, hasta en la Castilla-La Mancha del muy constitucionalista Emiliano García Page, porque ha tenido la osadía de pactar una coalición con Podemos. Inaceptable para la parte irascible de la derecha española.

Lo malo es que la convocatoria electoral catalana del 21 de diciembre, exigida por los poderes europeos para dar el plácet a las medidas tomadas por Mariano Rajoy, quien deseaba posponer las elecciones hasta bien entrado 2018, probablemente depare una nueva mayoría absoluta independentista. Eso dicen las encuestas que se van conociendo. En ellas se dibuja una Cámara legislativa similar a la disuelta por el presidente del Gobierno central, con lo que nos volveremos a topar con lo que teníamos. Por ello Albiol, Casado y buena parte de la corte del faraón advierte de que cualquier nuevo desmán, en el Principado o dónde sea, se dará de bruces con el insalvable muro del 155. La Constitución reducida a un artículo. Parecido proceso al que en el Universo conduce a la aparición de una estrella de neutrones. Esperemos que la cosa no degenere hasta el punto en que les dé por transformar la Carta Magna en un agujero negro. Sin duda todo es susceptible de empeorar.

Cuál es la salida si del inmenso berenjenal en el que se ha adentrado la política española resulta que en Cataluña nuevamente ganan contundentemente los independentistas. No valdrá una nueva aplicación del 155, porque hacerlo sí que dejaría la constitucionalidad española definitivamente colapsada. Otra medida extrema para responder a lo que decidan los catalanes en ningún caso puede ser la respuesta del Estado. Si hay mayoría absoluta soberanista será Europa la que obligará a abrir negociaciones para llegar a algún acuerdo que posibilite un cierto acomodo. Albiol se permite blandir la amenaza de otro 155 entre otras razones porque el PP ha dejado de contar como fuerza política relevante en el escenario catalán. Es residual. Lo seguirá siendo, tanto el 21 de diciembre como en las elecciones municipales de 2019. Hoy el PP cuenta en Cataluña con un único alcalde, el de Pontons, un pueblecito de la provincia de Barcelona en el que están censados 200 vecinos. Ese es su poder municipal.

En el poco más de mes y medio que nos separa de las elecciones catalanas será el llamado frente judicial el que primará, a la espera de conocer en qué queda el desesperado intento de Puigdemont de internacionalizar la cuestión al instalarse en Bélgica sin atender a los requerimientos de la magistrada de la Audiencia Nacional para que comparezca, al haber sido acusado por la Fiscalía General del Estado (recordemos que el fiscal general José Manuel Maza ha sido reprobado por el Congreso de los Diputados) de un supuesto delito de rebelión, figura penal que parece que se pensó para castigar las actuaciones contrarias a la Constitución de los uniformados y no las alocadas, irresponsables, insensatas e ilegales aventuras secesionistas de unos políticos de muy escaso cuajo, caso de Puigdemont y sus conmilitones

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