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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

La épica acabó en vodevil

La épica independentista acabó finalmente en vodevil. Al menos para quienes pudimos observar el dichoso "Procés" desde fuera, con más que justificado escepticismo.

Para quienes se creyeron que ese inverosímil, por moralmente pequeño, Moisés iba a llevar al pueblo elegido a la nueva tierra prometida, seguramente lo sucedido es una tragedia, de las que les costará reponerse.

¿Volverán a confiar alguna vez en la política después de ver cómo quienes los arrastraron a esa imposible aventura ponían un par de fronteras de por medio?

La huida del presidente de la abortada República catalana y parte de su equipo al país de Tintín para ponerse a salvo del Torquemada español nos obliga a citar una vez más, y nunca será suficiente recordar esa cita, a Samuel Johnson.

"El patriotismo es el último refugio de un canalla", dijo el gran escritor inglés, y eso es algo que por desgracia ha quedado demostrado una vez más en Cataluña.

Pero lo sucedido allí ha puesto también en cuestión otras cosas: por ejemplo, la objetividad de ciertos medios, públicos y privados, que en lugar de enfriar los ánimos, se han dedicado más de una vez a calentarlos.

Cualquier llamamiento a tender puentes era descalificado inmediatamente por algunos opinadores y tertulianos como una muestra de "ambigüedad" cuando no de traición a la unidad de España.

Cuando la sagrada unidad de la patria está en peligro, no caben al parecer matices: hay que posicionarse e incluso, como hemos visto, hacerse inverosímiles selfies, al lado de quienes mejor han sabido siempre defenderla.

Frente a tanto falso patriotismo de los corruptos, que los hay a uno y otro lado, hay que seguir recordando la existencia de un pueblo que reclama urgentemente soluciones a sus problemas, y que éstos nunca entienden de fronteras.

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