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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

No hay huracán que por bien no venga

La prensa publica a veces noticias que dicen mucho del sistema económico en el que estamos prácticamente todos atrapados. Por ejemplo, la que me envía un amigo aficionado a escudriñar los medios de todo el mundo en busca de hipocresías y contradicciones.

Se trata de un despacho de Reuters, que aquél me manda por correo electrónico con el sarcástico encabezamiento de "La General Motors, encantada con los huracanes". Según la agencia, los vecinos estadounidenses de las urbes devastadas por los últimos huracanes están sustituyendo sus vehículos destruidos por otros nuevos.

Eso ha hecho que las cifras de las ventas de automóviles en el mes de septiembre sean las más altas en lo que va de año, según dos consultorías a las que cita Reuters. "Se espera que el efecto de los huracanes Harvey e Irma haga que se disparen las ventas de vehículos ligeros en lo que queda de 2017 y también en 2018", explican aquéllas.

Habrá que reemplazar medio millón de coches destruidos parcial o totalmente por las fuerzas desencadenadas de la naturaleza y ello contribuirá a aminorar la caída de ventas que se venía registrando en ese sector de un tiempo a esta parte. Como es lógico, los concesionarios pugnan por ofrecer a los clientes los mayores clientes como forma de deshacerse cuanto antes de sus inventarios, explica el periodista que redactó la noticia.

La noticia pone una vez más de manifiesto que no hay nada como una buena catástrofe, ya sea un huracán o un terremoto, para dinamizar la economía. Y si la naturaleza no pone nada de su parte, algo cada vez más raro, mal que les pese a los negacionistas del cambio climático, siempre nos quedarán las guerras. La cuestión es seguir vendiendo autos, casas, armas para que la producción no se detenga un momento.

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