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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Sánchez, al servicio de Rajoy

La noche del pasado domingo devolvió a España al sábado 13 de marzo de 2004, dos días después del atentado más grave de la historia de Europa en Madrid y jornada de reflexión de las elecciones generales. Los protagonistas de aquella velada fueron Rajoy y Rubalcaba. El socialista leyó un comunicado de felicitación a las fuerzas policiales, pero clausurado con un demoledor

"los españoles merecen un Gobierno que no les mienta". Aquí ganó sus primeras elecciones Zapatero, porque la intervención de réplica del candidato Rajoy fue abúlica y desvaída según acostumbra.

Este primero de octubre de 2017, los oradores fueron Rajoy de nuevo y Pedro Sánchez. El ahora presidente del Gobierno se limitó a confirmar que Cataluña se le ha ido de las manos, y que corre detrás de la agenda que marca su subordinado Puigdemont. Por tanto, Sánchez disponía de la mejor oportunidad en tres lustros para llegar a La Moncloa por desistimiento del actual inquilino. Le hubiera bastado con felicitar a la policía si lo creía imprescindible, añadiendo la alusión yugular a "un Gobierno que miente". Este enunciado lo hubiera catapultado personalmente y es probable que hubiera salvado a España tal como se la conoce. Pero se limitó a balbucear y, en un día cargado policialmente, ejerció de poli bueno. Al servicio de Rajoy.

Nadie recuerda las palabras de Sánchez el pasado domingo, el mejor homenaje que se le puede brindar. Si hubiera desacreditado a Rajoy, obligándole a convocar de inmediato elecciones generales o a atenerse a las consecuencias en el Congreso, el secretario general socialista hubiera neutralizado a Puigdemont, que en las últimas fechas parece el presidente de Cataluña, de España entera y de toda la Unión Europea. Hubiera devuelto a Cataluña a su papel trascendental pero limitado, hubiera brindado una salida a los independentistas asfixiados por su propia audacia. Sánchez no supo aplicarse las enseñanzas de su defenestración. Volvió a demostrar que Podemos no tiene la culpa de que no se proclamara presidente el año pasado.

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