Cuando se analiza históricamente la reciente propuesta socialista sobre la plurinacionalidad de España, se suele citar a Anselmo Carretero por ser el impulsor del concepto de "nación de naciones" en Las nacionalidades españolas (1977) y Los pueblos de España (1980). Sin dejar de ser cierto, no hay que olvidar que antes que él dos cualificados dirigentes del PSOE, Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero, ya habían defendido, sin usar expresamente el término "plurinacionalidad", la existencia de diversas nacionalidades en España.

Besteiro lo hizo en dos ocasiones en diciembre de 1918. La primera fue el día 1, cuando en el XI congreso del PSOE defendió una moción federalista presentada por los socialistas catalanes, frente al criterio internacionalista de Verdes Montenegro. En un contexto internacional, Besteiro -apoyado por Núñez de Arenas- destacó "la importancia de la cuestión de las nacionalidades", a las que distinguió de "los Estados de carácter político", y llevándolo al caso español pidió no ignorar "la convivencia de regiones que tienen una personalidad y una característica muy diferenciada unas de otras", citando a "los vascos, los catalanes, los andaluces y los gallegos".

Asimismo afirmó que "nuestro internacionalismo de socialistas no puede conducirnos insensatamente al afán imperialista como españoles de dominar pueblos que tienen una personalidad robusta y bien destacada y ansían gobernarse por ellos propios". La transcripción de El socialista nos dice que "Lacort mostrose conforme con lo dicho por Besteiro en la sesión anterior acerca de la existencia de las nacionalidades en España". La segunda vez fue el 12 de diciembre en las Cortes, cuando los diputados catalanes abandonaron el hemiciclo tras el rechazo del gobierno del liberal García Prieto a la primera iniciativa estatutaria para Cataluña.

La minoría socialista permaneció en el pleno, pero Besteiro intervino para, sin dejar de censurar la complicidad de Cambó con las derechas españolas, solidarizarse con aquéllos y defender el concepto de soberanías compartidas. Dijo de las soberanías nacionales que "solamente en su enunciado parecen un clarín de guerra", y añadió que "aquí se discute si la soberanía corresponde a Cataluña, o si la soberanía corresponde a España: la libertad nos corresponde a todos y la soberanía a ninguno".

Al final concluyó que el PSOE apoyaría el "movimiento de la nacionalidad catalana" como "legítimo" y "libertador, de emancipación de la tiranía del estado central que todos sufrimos". Al día siguiente, El socialista presentó el discurso de Besteiro como la posición oficial "respecto del problema catalán". Más aún, el PSOE apoyó la redacción provisional del Estatuto encargando la representación a Largo Caballero, diputado entonces por Barcelona. En unas declaraciones al mismo medio del 26 de enero de 1919, éste expresó su apoyo condicionado al texto y se dice de él que "si se hubiera pedido el reconocimiento de la nación catalana, él hubiera votado a favor, porque Cataluña posee tal espíritu de ciudadanía, que merece el que le sea reconocida su nacionalidad".

Estos pronunciamientos tuvieron lugar en un contexto en el que, abocada la Restauración a una crisis incorregible, el PSOE vio en la burguesía catalana la clase industrial que podría modernizar el Estado. De ahí la participación de Pablo Iglesias en la Asamblea de Parlamentarios convocada por Cambó en julio de 1917 y el acercamiento del PSOE al federalismo y al nacionalismo catalán. Sin embargo, esto se rompe con la huelga de La Canadiense en febrero de 1919 y el inicio de la lucha de clases de la burguesía catalana contra el movimiento huelguístico, que culminó en el golpe de Primo de Rivera en septiembre de 1923.

En diciembre de 1919 el PSOE celebra un Congreso Extraordinario en el que, de la mano de Prieto, se censura el apoyo de Besteiro a los diputados catalanes y se sustituye la moción federalista por otra moderadamente autonomista dentro de un jacobinismo estatal. Doctrina que casa más con la trayectoria dubitativa del PSOE en este tema y que se renovará hasta 1931, cuando en el debate constituyente rechazó taxativamente el federalismo para la nueva república. A pesar de este acercamiento puntual al hecho de las nacionalidades, Besteiro no llegó a incorporar a su análisis la teoría plurinacional de los austromarxistas, lo que sí hicieron socialistas catalanistas como Nin, Campalans o Serra y Moret.

Fueron, pues, unas voces muy aisladas que representaron la excepción de una norma principal: el federalismo fue ajeno a la tradición histórica del socialismo español. Y la "nación de naciones", una fórmula que el PSOE debería concretar respondiendo a esta pregunta: ¿qué naciones?

*Politólogo