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Juan Gaitán

Empieza la vida

Hoy empieza la vida. No para todos, claro, pero sí para la mayoría. Uno de los síntomas de nuestra civilización es esa costumbre de transgredir un poco el natural devenir del tiempo. Los equinoccios y los solsticios nos gustan en tanto que nos proporcionan un motivo para colocar una fiesta, pagana o religiosa, pero confiamos más en el arbitrario almanaque que hemos inventado que en el decurso natural de las cosas.

De esa forma, el principio de septiembre es en realidad el principio del año. A principios de septiembre vuelve la mayoría al trabajo, la gente regresa a sus afanes y la vida retoma el paso natural después del lento caminar del verano.

Escribo frente a la ventana. Tengo la nítida sensación de que ha cambiado la luz, de que todo tiene un color un poco más frío, de que la claridad de la mañana tiene otro tono y hasta otro ritmo, como si ya fuese otoño. Otoño es una palabra del mismo tamaño que el color gris, un tiempo que avanza de la única forma que sabe, apresurado, para desembocarnos día a día en atardeceres cada vez más breves e intensos, en amaneceres más húmedos y más fríos.

Ha cambiado la luz y la claridad de la mañana, su tono y hasta su ritmo. Se ve en la mirada de la gente, en su gesto ante el café, ante el semáforo, ante la vida. Tenemos en la boca el regusto de la fruta recién comida, el recuerdo del sabor, que es sabor ausente. Evocamos el verano en su perfume todavía perceptible y algunos nos haremos la vana ilusión de que aún no se ha ido del todo. Pero después de la alegría, de la despreocupación estival, todo vuelve a su ser, a su normalidad. Uno sabe que ha regresado a la rutina cuando las tardes de los domingos recuperan su condición de interminables.

La tierra es azul como una naranja, opinaba Paul Eluard, y el otoño, que es uno y repetido, porque cada otoño se suplanta a sí mismo eternamente y sin descanso, es dorado y tierno y un poco triste, como los últimos jazmines.

A principios de septiembre comienza de nuevo la vida. En la tele están de vuelta los anuncios de fascículos y todos tenemos nuevos y buenos propósitos de enmienda. Se apunta más gente a los gimnasios, se inician dietas, se deja de fumar por unos días. Septiembre es sinónimo de otoño desde el primer minuto. Míralo. Se están yendo los vencejos.

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