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Joaquín Rábago

360 grados

Joaquín Rábago

Turismo y especulación inmobiliaria

El turismo incontrolado favorece la especulación inmobiliaria, expulsa a los vecinos de los barrios céntricos y hace cada vez más invivibles las ciudades. He sido testigo de todos esos fenómenos concomitantes mientras buscaba un apartamento para unos amigos que quieren fijar su residencia en una ciudad andaluza. Su centro histórico es objeto de la codicia de los especuladores inmobiliarios, que compran continuamente solares o edificios en mal estado para edificar o reformarlos y venderlos luego sobre todo para apartamentos turísticos. Los precios se han disparado y es difícil encontrar una vivienda decente a un precio asequible para gente que vive de un salario normal.

Muchos, tanto españoles como extranjeros, invierten en esas viviendas reformadas no para vivir en ellas, sino para alquilarlas luego a los turistas a través de portales como Airbnb. Se trata de hacer dinero sin que importen las consecuencias para quienes han vivido siempre allí y pretendían seguir haciéndolo. Las parejas jóvenes ven mientras tanto cómo tienen que trasladarse cada vez más lejos del centro porque los alquileres no dejan de subir y difícilmente pueden permitírselos. Las estrechas calles del casco histórico se llenan de terrazas de bares que se convierten en continuos obstáculos para el viandante y fuentes de ruidos a cualquier hora del día o de la noche.

Los mercados donde los vecinos solían hacer diariamente sus compras son cada vez más lugares de ocio y consumo turísticos con el consiguiente aumento de los precios. Se ven cada vez en las calles más patinetes eléctricos de dos ruedas, conocidos como Segways, que representan muchas veces una amenaza para el distraído peatón. No es pues extraño que en los balcones de los barrios céntricos aparezcan carteles pidiendo al Ayuntamiento que haga por fin algo para acabar con el ruido, que no deja dormir a la gente que allí vive. O que uno vea pegatinas en algunas paredes en las que aparece escrito: "Queremos vecinos, no turistas" o algún texto más diferenciado como "Bienvenidos los turistas, pero no los grupos". El turismo da ciertamente trabajo a mucha gente, pero se trata sobre todo de trabajo por temporadas, precario y mal pagado. Si no, que les pregunten a los camareros o a las limpiadoras de los hoteles.

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