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Jose Jaume

Desde el siglo XX

José Jaume

El PP defiende la causa perdida de Álvaro Gijón

Mientras Biel Company calla y trata de convencer a Madrid de que sus supuestas múltiples vergüenzas no son tales, Marga Durán y Marga Prohens, se enfangan en la imposible defensa de Álvaro Gijón

Tratándose de Cursach no sorprende la ofensiva que se ha desatado para desacreditar a la testigo protegida, que cuenta y no acaba de lo que sucedía en la trama de corrupción que ha hecho trizas la estructura de la Policía Local de Palma. Con Cursach todo vale. Pero lo que resulta llamativo es el torpe empecinamiento que acredita el PP defendiendo a Alvaro Gijón, diputado del Parlamento balear y concejal del ayuntamiento de Palma. En el partido se niegan a prescindir de él argumentando que la presunción de inocencia le ampara. La portavoz de los populares en Cort, Marga Durán, que aspira a presidir el partido en Palma, con la escasez de luces que la caracteriza, se expone reiteradamente al ridículo, que lo hace a destajo, arropando a Gijón. No es suficiente el marasmo en el que la gestión del PP ha sumido a la Policía Local, sino que, además, hay que seguir hasta el final con la impresentable defensa política de quien no la tiene. Otro tanto evidencia en la Cámara autonómica la portavoz de los populares, Marga Prohens, capaz de superar en incapacidades a su colega del ayuntamiento de Ciutat. Gijón está liquidado políticamente. No se va al entenderse que la dimisión es una asunción de culpabilidad. A los del PP no les cabe en sus cabezas que no es lo mismo un procedimiento penal que una concreta situación política. Unen el uno a la otra para acabar confundiéndolo todo. A veces hay que saber irse. Gijón debería comprenderlo, tanto por su propio beneficio como por el de su partido.

Dejando que Durán y Prohens hagan lo que mejor saben: alardear de incompetencia y evidenciar que en política muchas veces están quienes no deberían, Biel Company sigue en sus trece: callar y aguardar a que la fortuna le sonría. En Madrid ha prometido que el incesante e inquietante ronroneo que llega acerca de su fragilidad son maledicencias sin fundamento, que nada hay susceptible de desestabilizarlo cuando menos convenga a los intereses del PP. Lo malo es que el ronroneo no cesa, sino que se acrecienta. Company exhibe una seguridad inexistente. Los hay entre los populares que han caído en la cuenta de que auparlo a la presidencia del partido, por la ausencia de alternativa, arguyen, ha sido un error que puede pagarse caro en las urnas. Basta echar un somero vistazo a los integrantes de su junta directiva para cerciorarse de que el talento político es en ella inexistente.

El talento político en la derecha, que lo hay, sin duda, en abundancia, o está hibernando o ha optado por migrar hacia territorios menos refractarios. Lo que queda es lo que estamos viendo: el silencio de Company, la sobreactuación de sus lugartenientes y la ausencia de decisiones inteligentes, dotadas de la coherencia imprescindible para hacerlas viables. El PP de Mallorca lo fía todo al desgaste de las izquierdas para volver por sus fueros en 2019. Es mucho fiar. El PP, en toda España, registra una lenta e ininterrumpida pérdida de apoyos. No llegará a las elecciones municipales y autonómicas pletórico. Depender de Ciudadanos y El Pi al unísono para desalojar a la izquierda puede que sea pretender en exceso. Con episodios como el que protagoniza Alvaro Gijón (Rodríguez ha sido amortizado) mal andan por el sendero equivocado.

Acotación al margen. En Francia han dimitido varios ministros del Gobierno del presidente Macron por comportamiento irregular. Lo de los empleos ficticios. Feo, aunque parece que legal. Han dimitido. En España un ministro, el de Justicia, un fiscal general y un secretario de Estado han sido reprobados por el Congreso de los Diputados. Otro ministro, el de Hacienda, lo será después de que el Tribunal Constitucional ha invalidado la amnistía fiscal. Ninguno dimite. Rajoy los protege. Alvarez Cascos, Mayor Oreja, Acebes y Rato, generales con mando en plaza en el PP, declaran ante el juez que no sabían nada de la caja b del partido. Eso es la democracia española.

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