A la profunda tristeza por su muerte se une la necesidad de rememorar su determinante papel en una obra como el nuevo terminal del aeropuerto de Palma. Pedro Meaurio estuvo en el origen del proyecto y, sobre todo, en su desarrollo e inauguración en 1997. Reunía muchas cualidades, tanto personales como profesionales. Tuve la suerte de tener su apoyo desde el principio, cuando la idea de un nuevo aeropuerto se estaba bosquejando.

Con su respaldo se recabó del ayuntamiento de Palma la modificación del Plan General de Palma, cuyas determinaciones eran entonces que los edificios del aeropuerto deberían tender a reducirse, con su firmeza se hizo frente a la idea de la principal compañía aérea que quería varios terminales en vez de uno y con su decidida apuesta por el proyecto pudimos evitar la modificación, durante las obras, que pretendía suprimir el solarium de la planta de salidas entre otras muchas, muchísimas, cosas.

Partidario de la comunicación constante con la sociedad mallorquina, Meaurio convocó innumerables reuniones explicativas con todos los sectores implicados, visitas a las nuevas obras, etc., hasta la inauguración en 1997. A partir de aquí defendió lo que debería ser obvio para todos: el aeropuerto es un servicio público para viajar en avión no un contenedor comercial con consumidores cautivos.

Fue apartado de la dirección del aeropuerto y relegado a responsabilidades menores. En el orden personal Pedro era un hombre de principios, afable, bueno y sencillo, capaz de equilibrar con su trato el complejo conglomerado del personal de una gran empresa y a la vez conseguir una relación fluida con la administración, la central y la autonómica.