Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El ayuntamiento de Madrid va a cambiar los iconos que les indican a los peatones si pueden cruzar o no en los semáforos. En vez del muñeco ése de siempre, con la imagen de un hombre, habrá en adelante toda una variedad con mujeres de la mano, varones en compañía de otros varones y parejas de uno y otro sexo como las de antes. Parece que el cambio obedece a la voluntad de sumarse a los actos de celebración del World Pride, más conocido como día del orgullo gay, de este año.

De ser sólo eso, poco habría que comentar salvo la tendencia del consistorio madrileño, benevolente a todas luces, de escenificar la tolerancia hacia quienes sufren discriminación. Otra cosa es que sirva de algo. En la plaza de la Cibeles, cubriendo la fachada de esa tarta de merengue que es la antigua casa de Correos -hoy el ayuntamiento de la capital-, una pancarta gigantesca lanza su bienvenida en inglés: Welcome Refugees. No se sabe que haya remediado, ni mucho ni poco, las angustias de las mayores víctimas de nuestros tiempos infames. Tampoco molesta, salvo a los puristas de la lengua.

La medida de los muñecos de distinto número y sexo en los semáforos va a ser permanente, y ahí viene el peligro de la confusión. Pobres de los ciudadanos de países con costumbres de respeto estricto a la norma. ¿Se quedarán los varones suecos, alemanes y británicos quietos ante un semáforo en verde que anima a dos mujeres a cruzar? ¿Esperarán su turno que nunca llega? Hasta ahora todos entendíamos que el muñeco-varón carecía de valor de sexo. Pero, si no es así, se corre el peligro de que a esas iniciativas entre inocentes e inútiles se les atribuyan efectos propios del bálsamo de Fierabrás.

Por poner un ejemplo, la noticia de que la alcaldía de Madrid instalará esos nuevos iconos en los pasos de peatones ha sido titulada como "Semáforos contra la homofobia" en un diario capitalino de gran tirada. Tampoco es cosa de pasarse. Por desgracia la homofobia, ese cáncer de nuestra sociedad actual, tiene poco que ver con los iconos habituales. Dudo mucho que ningún salvaje se sienta siquiera avergonzado al ver la nueva simbología.

La alcaldesa Carmena se ha felicitado a sí misma por poner los muñecos de "niños, hombres, mujeres, parejas en lugar que individuos". Dejando al margen el atropello de la gramática, lo cierto es que individuos lo somos todos al margen del sexo y edad. Y si hay que llevar al límite la necesidad de multiplicar los casos, como hacen los políticos en ejercicio con ese espantoso "los ciudadanos y las ciudadanas", a lo mejor es cosa de cambiar todos los iconos y no sólo los de los semáforos. Espero con interés en qué quedarán los bares, teatros, hoteles, cines y restaurantes al tener que meter, en nombre del combate contra la homofobia, no individuos sino parejas de toda suerte en el cartel de cada lavabo.

Compartir el artículo

stats