En estos días se cumple el cuarenta aniversario de la creación de la Federación Hotelera de Mallorca y tras esas cuatro décadas es bueno y sabio no solo celebrar sino también reflexionar. Bien saben los lectores que existe una norma no escrita, pero si ética, por la que los excargos (presidentes, dirigentes de organizaciones, entidades, patronales, sindicatos etc.) no deben pronunciarse públicamente sobre temas de actualidad de la asociación que representaron salvo casos excepcionales o a petición expresa de la propia entidad. Aquí se enlazan los dos supuestos y por ello me permito trasladar al papel algunas reflexiones que se han ido hilvanando en mi cabeza.

Era 1977, plena transición política y con una disminución del número de visitantes a Mallorca respecto de años anteriores cuando Miguel Codolá en su modesto Dyane6 con un servidor de copiloto, decidimos recorrer las zonas turísticas de la isla para trasmitirles a nuestros colegas hoteleros que el país estaba cambiando y que debíamos sumarnos a esa transformación socio política, intentando afrontar retos del futuro con reflexión, determinación y unidad? Desde esos inicios a hoy han transcurrido muchas cosas.

Sin ninguna duda el saldo actual es netamente positivo, nuestros empresarios a lo largo de estos años han superado distintos momentos de crisis tratando de fortalecer el sector mediante la reinversión y modernización de la planta hotelera con la finalidad de poder atender a un target de clientes cada día más exigentes, con nuevos deseos, en línea con las palabras de Margarita Ramis hace pocos días en Club Diario de Mallorca: "Hay que crecer en valor y calidad, no en número de visitantes."

Recuerdo en esos primeros momentos la forma en cómo nos esforzamos en que los colegas desde sus respectivas zonas pudieran organizarse, plantear dudas y problemas, proponer soluciones y elegir sus representantes sin tener que bajar a Ciutat. Había ánimo de colaborar, de luchar. La gente acudía a reuniones, las asambleas de presidentes de zona eran mensuales y la junta directiva procuraba estar y participar en todos los centros de interés porque ese estilo de hacer las cosas entre todos, con escucha atenta y comunicación era, en ese entonces, una novedad y una necesidad .

La verticalidad imperante en ese momento -tanto de patronales como de sindicatos- se transformó en buena medida por formas dialogantes entre personas ilusionadas, activas y comprometidas con la realidad, en diferentes entidades como Fomento del Turismo, Camara de Comercio, CAEB había más inquietud y participación así como en otras entidades afines al sector como aeropuertos, AVIBA, restauracion, salas de fiesta, contactos con el GOB, etc. A pesar de discrepancias -en ocasiones importantes- imperaba un sentimiento general positivo, eso que coloquialmente se llama "ir de buena fe tirando todos juntos del carro".

Además de Miquel Codolá, acuden a mi memoria nombres de gente extraordinaria, colaboradores entregados como Juan Bonamaisone, Juan Vives, Andreu Darder, Jaime de Juan, T. Xamena, M Vidal, C. Cortés, Paco Roca, Sebastián Jordana, Pere Ballester y un largo etcétera. Es oportuno recordar también que de nuestro sector salieron compañeros dispuestos a colaborar "temporalmente" en ayuntamientos y Govern, como el caso concreto de Jaime Cladera, una de las personas que mejor visión tuvo de la realidad desde su gestión en la conselleria de Turismo, fruto de la cual surgieron los decretos Cladera I y Cladera II que permitieron poner estrictos límites al crecimiento indeterminado de plazas hoteleras.

No sólo debemos rememorar el camino recorrido sino analizar aciertos y sobre todo errores para poder diseñar estrategias, pensar soluciones y reflexionar sobre las nuevas preocupaciones que alrededor del turismo surgen debido al complejo entramado socio político y económico en que vivimos. Como la falta de capacidad para reorientar la sobre ocupación de los últimos años en determinados meses y la incipiente turismofovia. En todo el mundo la gente que tiene interés e intención de viajar va en aumento buscando destinos nuevos y "experiencias", pero sobre todo busca seguridad, en estos tiempos tan convulsos.

Somos conscientes que la sobredemanda de Balears como destino turístico es de estas últimas temporadas es resultante de esta necesidad de seguridad y debemos tener claro que este turismo en parte es prestado, pero está aquí y elige nuestras islas por belleza, servicios y por seguridad. Como respuesta a esa demanda se han incrementado exponencialmente el número de camas bajo el concepto de "viviendas vacacionales" -la mayor parte sin legalizar ni tributar- generando así todas las controversias sociales y políticas por ya conocidas. Para restablecer la sensatez en esta dicotomía es inaplazable escuchar a todos los sectores y, todas las voces, cualquiera sea su estatus social o su ideología política y llegar a un consenso,y a continuación los responsables políticos deben ; tomar decisiones y hacerlas cumplir teniendo bien claro que no existe una solución mágica que contente a todos.

Cuando creamos la Federación Hotelera en 1977 el valor por excelencia era que la componían propietarios individuales y familias con tradición illenca que trabajaban con dedicación y vocación de servicio. Eso de momento se mantiene pero desde hace algunos años se han incorporado agrupaciones hoteleras con proyección internacional y de forma preocupante los llamados "fondos de inversión" interesados en la compra de hoteles que, si bien son operaciones legalmente licitas, por su modalidad de operatividad o gestión ponen en peligro esa proximidad dueño director con sus clientes y ese cuidado de mantener, mostrar y cuidar nuestra esencia, que podría ser un hecho diferencial.

Mantener esta particularidad de nuestras islas, potenciar su cuidado y sostenibilidad medioambiental es el reto: energías alternativas, ahorro energético, reducción de emisión de CO2, compostaje, utilizar productos locales y de proximidad, etc. Muchos compañeros hoteleros están en esa dinámica con políticas de empresa en la que invierten no sólo dinero, sino creatividad, ingenio y solidaridad. El espíritu de colaboración y dialogo iniciado hace cuatro décadas debe permanecer como base necesaria para que los trabajos realizados se comuniquen, se apoyen y potencien en Balears.

Nuestras islas nos dieron una naturaleza extraordinaria que nos permitió crecer económicamente durante muchos años y son ellas las que deben seguir siendo uno de los lugares más bellos del Mediterráneo para nuestros hijos y nietos puedan seguir disfrutándolas.

* Expresident i confundador de la Federació Hotelera de Mallorca