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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Las clases medias en jaque (I)

La gran mayoría de los investigadores sociales, de las instituciones internacionales de relieve, de los gobiernos nacionales o supranacionales, de las organizaciones políticas partidistas (de la derecha y de la izquierda) y de las representativas del ámbito empresarial y sindical, de las entidades financieras y multinacionales, están interesados y preocupados por los síntomas de decadencia de las denominadas clases medias, aunque las razones de tales inquietudes sean de naturaleza muy diversa y, en consecuencia, sus posibles soluciones muy distintas e incluso contradictorias.

El surgimiento y relativa consolidación de las clases medias, especialmente las nuevas, se produce en el marco político y socio-institucional después de la Segunda Guerra Mundial. En nuestro contexto europeo las fuerzas políticas ganadoras (especialmente los socialdemócratas y los democristianos) comenzaron a desarrollar proyectos políticos y económicos que imposibilitaran un nuevo conflicto armado y que fueron el embrión de la UE. La actividad productiva se reactiva con el Plan Marshall, incluidos ciertos criterios fordistas. Los sindicatos obreros siguen en lucha para obtener y consolidar sus derechos propios, sin por ello renunciar su acceso a los "nuevos" bienes de consumo y a ciertos servicios públicos básicos como la educación y la sanidad. De ahí surge la denominada sociedad del bienestar y las "nuevas" clases medias formadas por profesiones novedosas de empleos estables€ con posibilidades de ascenso social y de nuevas oportunidades.

El auge de las nuevas clases medias surgió en España con la consolidación de la democracia y de los sindicatos, lo que posibilitó estabilidad política y socioeconómica. Pero gran parte de nuestro gozo cayó en el profundo pozo del crack de las estructuras financieras: cierre del crédito, fuerte endeudamiento individual, familiar y empresarial. Y para más inri, la crisis y la poscrisis las gestionan los mismos que la provocaron, los ultraliberales: reducción brutal de los recursos públicos, recorte drástico de acceso a bienes básicos (educación, sanidad, servicios, sociales), pérdida de la estabilidad profesional/laboral y social,índices insoportables de desempleo, temporalidad y precariedad.

El problema, o al menos parte de él, radica en las políticas aplicadas por la UE y en consecuencia también en España, en consecuencia el camino hacia una solución coherente pasa por la política. El ciudadano medio, que sigue siendo objeto del deseo electoral de todos los partidos, está cabreado y frustrado hacia todo lo que huele a política, incluidos los partidos de reciente creación. Nuestra realidad política, la española, es compleja y la no existencia de una mayoría absoluta obliga a negociar y pactar. No existen soluciones únicas e inequívocas, y no tiene por qué ser cierto que tal realidad suponga un riesgo de inestabilidad. La tan cacareada estabilidad no puede consistir en más de lo mismo. Es el momento de afrontar reformas básicas que de momento reposan en el baúl de los recuerdos: LOMCE, reforma laboral, pensiones, modelo territorial (incluido Catalunya), financiación autonómica, Constitución del 78€

En nuestra comunidad, tal proceso intensivo, el surgir de las clases medias (especialmente las "nuevas") coincidió con nuestro boom turístico e inmobiliario. Nacen nuevas oportunidades personales, económicas, empresariales, profesionales€, pero el crack también aterriza entre nosotros. Las clases medias (las viejas y las nuevas) se desvanecen, sustituidas por la construcción de una sociedad dual. La inestabilidad es la norma, mientras amplios segmentos corren el riesgo de exclusión social y económica. Ya no queda espacio para "soñar" en poder desarrollar proyectos personales, profesionales, familiares€ Pero tal situación, ¿es puramente coyuntural e irá mejorando sensiblemente a medida que sigamos creciendo económicamente? ¿O, como piensan otros, a pesar de que puedan percibirse mejoras puntuales, seguiremos instalados en una desigualdad e inestabilidad estructural donde el "ascenso" sólo es posible desde la meritocracia y el sálvense quien pueda y como pueda?

En Balears también es necesaria una reflexión sobre nuestra realidad política y económica, ambas con sus fortalezas y debilidades. El resultado electoral de las últimas elecciones autonómicas y municipales propiciaron una mayoría parlamentaria plural con su consiguiente gobierno de coalición con sus luces y sombras, y una oposición (especialmente el PP) todavía en búsqueda de su "norte". Vivimos, directa o indirectamente, de una economía de servicios, básicamente de índole turística, también con sus luces y sombras. A pesar de la bondad de las macrocifras y de las perspectivas turísticas, no están garantizados unos niveles de bienestar adecuados y justos, ni unos índices de estabilidad y de igualdad real de oportunidades, ni unas nuevas perspectivas personales, familiares, laborales/profesionales y sociales. Es preciso un reenfoque profundo de nuestra actividad productiva.

No obstante, el futuro, el nuestro, no tiene porqué ser inevitablemente negativo. Continuará.

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