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Norberto Alcover

En aquel tiempo

Norberto Alcover

Pensar la realidad

Una de las tareas más urgentes del periodista contemporáneo, en permanente competencia con otros medios de comunicación más inmediatos y rápidos, es la "reflexión sobre la realidad" o, tal como he titulado este artículo, "pensar la realidad". De otra manera, ir más allá del puro y duro impacto informativo, en el intento de colaborar a una mejor comprensión del caos en que andamos inmersos. Sin presunciones exageradas. Solamente para recordar a los lectores la necesidad de aplicar algo de "intención filosófica" a su conocimiento del mundo en su complejidad absoluta. Y en consecuencia, tomar decisiones más y mejor reflexionadas. Nada más. Y nada menos.

Por ejemplo, en estos momentos aparece el hecho de los 27 asesinatos por violencia de género en España. ¿No les parece una barbaridad? ¿Por qué razón un tanto asumible este asunto cada vez se complica más y más, sin que demos con alguna vía de solución por lo menos esperanzadora? de otra manera algo más incisiva: ¿Qué sucede en tantísimas parejas para que acaben de esta manera, sustituyendo quererse por odiarse, aunque sea por un instante terrible? ¿Es el imperio de la fuerza bruta masculina o existen causalidades menos evidentes pero no menos decisorias, de las que nunca se habla por lo que sea o pudiera ser? Hay teléfonos para denunciar y pedir ayuda, pero resulta que no acaban de aparecer como solución, si bien pudieran serlo. Existen denuncias que más tarde serán materia de análisis cuanto antes. Quedo perplejo. Supongo que ustedes también. Pero solamente seguimos acumulando un caso tras otro sin dedicarle el tiempo necesario para tomar plena cuenta del fenómeno. Tal vez, falte "reflexión sobre la realidad". Lo que decíamos.

Por ejemplo, se celebra el día de las Fuerzas Armadas con un desfile en Guadalajara. Con apenas redundancia en los medios, a no ser su retransmisión en La 1 de Televisión Española. Pero indirectas punzantes, menosprecios evidentes, adjetivaciones en cadena, silencios atronadores, como si estos soldados no se batieran el cobre a favor nuestro y nos representaran en lugares de enorme tensión y peligro evidente en defensa de la paz y de la democracia. ¿Permaneceremos con imágenes guerracivilistas o típicas de un pacifismo adolescente? ¿Quién luchó contra ETA? ¿Quién se deja la piel en una lucha oscura para intentar eliminar el terrorismo del islamismo radical? En una palabra, ¿no vivimos un tanto tranquilos en la medida en que todas estas personas cuidan de nuestra paz, de nuestra serenidad y en fin de nuestra vida ciudadana día tras día? Ejército, Guardia Civil, Policía nacional, grupos de Inteligencia cada vez más relevantes en nuestra situación de tecnología ambivalente. Pero no acabamos de reconocer su importancia? o no tenemos el valor público de reconocerla. Parece que intelectualmente no sea prudente, ni progresista, ni de moda. ¿O no será que preferimos dejar de pensar la realidad en función de ideologías? O de comodidad, porque estos hombres y mujeres siempre están ahí. Suceda lo que suceda. A pesar de nuestras reticencias.

Por ejemplo, ¿no les resulta repugnante el postureo de todo tipo del señor Trump, no tanto como representante político sino como simple ser humano, incapaz de "saber estar donde debe estar", chulo, prepotente, depredador de los primeros lugares de la forma que mejor le parezca, sin el menor recato ante la mentira, la calumnia e incluso la agresión verbal y práctica mediante intermediarios? ¿Cómo es posible que el país más relevante del mundo haya elegido a un personaje semejante? Una vez más, ha tenido que ser el papa Francisco quien le haya puesto en su sitio con educación pero sin regateos. ¿Cómo es posible? ¿Cómo queremos que nuestros herederos respeten la política? Pero nos reímos y nos callamos donde sería necesario hablar. Otra cosa son charlas de café. Pensar públicamente la realidad es otra cosa. Cuesta. Es peligroso. Baste con la noticia pura y dura, sin posicionarse. Caiga quien caiga.

Pensar la realidad. Reflexionar sobre la realidad. Ejercer la filosofía puede que en un tono menor. Todo esto también es necesario periodismo. Aunque digan que entramos en terreno ajeno.

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