Unos presupuestos generales proporcionan estabilidad a un país. Si esto es siempre importante ahora, cuando España está saliendo de una dolorosa crisis y occidente navega en una marejada emocional y política, lo es mucho más -un asunto no menor es que ahora mismo muchas inversiones nacionales y extranjeras permanecen a la espera-. ¿Quiere decir que estábamos dispuestos a conformarnos con cualquier cosa? No. La primera condición que Ciudadanos impuso es que los presupuestos fueran realistas, alejados de la costumbre de inflar artificialmente los ingresos para cuadrarlos luego a costa de disminuir la ejecución del gasto. Recordemos, además, que se debe continuar profundizando en el control del déficit, reduciendo el nivel máximo del 4,6% al 3,1%. En todo caso este ajuste supone 15.000 millones de euros que había que conseguir cuadrar -y aquí vienen otras dos condiciones- sin aumentar los impuestos y acabando con los recortes en políticas fundamentales como la sanidad, la educación, la dependencia, la innovación o los servicios sociales. Pues bien, esta especie de cuadratura del círculo se ha conseguido: por primera vez desde 2009 cesan los recortes y no sólo no se suben impuestos sino que, por ejemplo, se baja el IVA en algunas categorías como los espectáculos en directo -otra condición de Ciudadanos- y se proporcionan ventajas a los autónomos. ¿Qué la inversión ha sufrido con esto? Sin duda. Pero conviene recordar esto siempre ante las legítimas críticas: estos son los presupuestos más sociales de la democracia. Hay motivo para estar razonablemente satisfechos.

En el artículo publicado el viernes 12 de mayo en Diario de Mallorca, José Jaume expresa su admiración por un modo de hacer política consistente en aprovechar la aritmética parlamentaria para pedir dinero que luego el político en cuestión espera rentabilizar en votos -apoyo a cambio de inversión, en efecto, pero inversión en su futura campaña electoral-. Lo que Ciudadanos ha hecho ha sido negociar partidas, pero para medidas concretas destinadas a: 1) recuperar la clase media (500 millones para financiar un complemento salarial que beneficiará directamente a más de 1,6 millones de jóvenes menores de 30 años; 480 millones para extender hasta doce meses la tarifa plana para autónomos, 258 millones para combatir el paro de larga duración, 235 millones en aumento del permiso de paternidad, 100 millones para revertir recortes en materia de dependencia?) y 2) modernizar la economía (1.200 millones en formación para el empleo; 500 millones para una red de transferencia tecnológica para acercar la universidad a las empresas fomentando investigación aplicada; 100 millones para modernizar la justicia; 100 millones para lucha contra el fraude?).

Conviene recordar que los diputados nacionales defendemos los intereses de nuestras respectivas circunscripciones, pero a la vez somos los representantes de todos los españoles -esto, por cierto, no es contradictorio: nuestras circunscripciones funcionarán bien, si el conjunto funciona bien-. Los partidos nacionalistas se permiten olvidar la segunda parte, entre otras cosas porque los demás no la olvidamos. Esto los hace vulnerables a la crítica de hacer política parasitaria. En cuanto al cupo, Ciudadanos ya ha aclarado que una cosa es éste y otra los presupuestos, y que votará en contra de todo lo que suponga un privilegio. ¿Qué hará, por cierto, el resto de partidos?

Pero, puesto que represento a mi circunscripción, vamos a pasar de lo general a lo particular. Empecemos por decir que si se aprueban estos presupuestos la financiación de Balears se incrementará un 9,3%. Es la segunda comunidad que más crece, y estos recursos adicionales podrán ser dedicados a mejorar la sanidad, la educación y los servicios sociales. Pero además con estos presupuestos se aprueba la mayor oferta de empleo público de la democracia. Entre otras cosas, se pretende estabilizar el empleo en las plantillas del sector público: en tres años en Balears se pretende reducir la temporalidad en el sector público del 28% al 8%: esto afectaría a unos 6.600 interinos. He comentado ya la tarifa plana para autónomos, algo especialmente importante en Balears puesto que representan el 20% de los trabajadores.

En resumen, si se aprueban los presupuestos, Balears recibirá 204 millones adicionales de financiación; si no se aprueban, no. Si se aprueban los presupuestos, un buen número de interinos baleares se convertirán en fijos; si no se aprueban, no. Si se aprueban los presupuestos, 1 de cada 5 jóvenes baleares menores de 30 años se beneficiarán de un complemento salarial; si no se aprueban, no. Podríamos seguir, pero sería necesario que los que se oponen a los presupuestos aclararan esto. Es legítimo criticar el descenso en inversión, pero deja de serlo cuando se oculta cuidadosamente todo lo demás.

Me ha quedado un poco larga esta carta: sirva para compensar las "escasas palabras" que me atribuye José Jaume. En cuanto al tono general del artículo, y al resto de alusiones a Ciudadanos y a mi persona, quiero recordar que políticos y periodistas tenemos una gran responsabilidad para mantener una sociedad aseada, y que no ayuda nada en el empeño el que algunos entre los segundos utilicen su atalaya para convertir la legítima opinión en insidia.

* Diputado de Ciudadanos por Balears en el Congreso