Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Boulevard

Matías Vallés

Dos catedráticos de la UIB detenidos y otro con guardaespaldas

El rectorado de la Universitat también amparó las doce demandas contra Miquel Comas, de todas las cuales ha sido absuelto y que privaron a Palma de su primer teniente de alcalde

Llorenç Huguet llegó por primera vez al rectorado de la Universitat para acabar con la corrupción de la era de Nadal Batle. Según la policía, la ha mejorado. Literalmente, "los arrestados eran profesores de la UIB, y aprovechaban su condición de investigadores y las instalaciones universitarias para elaborar ese falso medicamento y promocionarlo".

Nunca en la historia de España se había detenido a dos catedráticos por "estafar más de 600 mil euros con la venta de un falso medicamento para curar el cáncer" en el campus. A lo largo de esta semana, han ido rectificando las páginas equívocas con publicidad ambigua que Mar Ferragut descubría. Curioso ocultismo científico, equivalente a colocar al frente de una empresa farmacéutica a la esposa completamente ajena al ámbito empresarial y al investigador.

El provechoso tráfico de sustancias en la UIB mejora las perspectivas de renovación como rector de Huguet, que ahora culpa antes otros profesores a su vicerrector para todo Jaume Carot de la protección que el rectorado dispensó a los detenidos. Al fin y al cabo, a quién votaron los dos catedráticos implicados y a quién apoyarán en la campaña electoral a punto de comenzar. Al rector no le preocupa el descrédito de la Universitat, únicamente su perpetuación en el cargo.

Aparte de los dos catedráticos detenidos, la UIB cuenta con un tercer catedrático con guardaespaldas, por no utilizar la palabra exacta. No va escoltado para sofocar a los alumnos revoltosos, lo cual sería comprensible, sino para amedrentar al profesorado disidente. Y pardiez si lo ha conseguido. dado que este escándalo también esta judicializado, el rector podrá repetir que solo había oído rumores, como en la supuesta estafa.

A propósito, el rectorado de la UIB también amparó las doce demandas contra Miquel Comas a cargo de profesores del claustro. Tres acciones en primera instancia, tres recursos ante la Audiencia por dos piezas en este diario y en Ara. Una decena de jueces absuelven en todos los casos. No se violó el inmaculado honor de los docentes, los magistrados les señalan si saben que existe el derecho a la crítica. ¿Pueden enseñar Filosofía quienes son incapaces de entender un simple texto periodístico?, ¿de dónde sacan miles de euros para litigar unos educadores con sueldos raquíticos?, ¿pedirá perdón el rectorado a la sociedad por haber privado a Palma de su primer teniente de alcalde, democráticamente elegido a diferencia de la farsa de las contrataciones de la UIB?

Mientras el rectorado servía de escudo a unos presuntos estafadores, la institución actuaba por triplicado en acciones sincronizadas contra la libertad de expresión. Comas fue demandado por decir que "En la UIB hay mucha casta y poca democracia", un aserto verificado por los demandantes. Debieron querellarse contra el exconcejal por quedarse corto en su apreciación. Y enhorabuena a los escasos profesores con la dignidad suficiente para salir en defensa del falsamente acusado.

Le pregunto a Ella:

-¿Cómo definirías el amor con una palabra?

-Maravilloso.

-¿Y con dos palabras?

­-Nada maravilloso.

Celebro cada año la Semana Santa en la Provenza francesa, cuna de mi civilización. El sábado de Resurrección paseaba por Montélimar. Es la puerta provenzal y la capital de los dulces, la ciudad que abre la canción Savoy Truffle del álbum blanco de los Beatles gracias a su sabroso nougat turronero, que encandila a mis maestros gastronómicos. También es la cuna del pianista Petrucciani. (Aterrice, que no tenemos todo el domingo). En fin, imaginen mi sorpresa al contemplar el rótulo sobre la tienda que hoy nos ilustra. Magic Company, parece el eslogan de la campaña electoral del futuro presidente del Govern, cuyos tentáculos traspasan fronteras.

Y para creyentes en la sincronicidad de Jung, fíjense en lo que ocurrió el pasado jueves. Si me buscan un mediodía en Palma, que sea en el hotel Saratoga. De repente, veo llegar un Mercedes plateado y con Gaspar Oliver al volante. El exconcejal palmesano con Joan Fageda permanece en el interior del vehículo. A las 13.05, aparece Gabriel Company caminando a buen paso. Se introduce en el vehículo y ocupa el asiento del copiloto. Con las ventanillas subidas, el exconseller y su exasesor mantienen diez minutos de intensa conversación. A las 13.15, el presidente secreto del PP se apea del coche que también arranca, y se aleja del lugar a buen paso. No solo se esconde en el Parlament.

Me emociona la visita pascual de los Reyes, que nos permite admirar a las princesas un año mayores y a la Reina Letizia un año más joven. Para la economía mallorquina resulta más relevante la inminente llegada a su mansión de son Vida de Talal ben Abdulaziz al Saud. El hermano del rey de Arabia Saudí Salman es uno de los hijos supervivientes del fundador de la dinastía, Abdulaziz al Saud. También es el padre de Alwaleed, dueño de una fortuna de trece mil millones de euros y del hotel parisino George V, del londinense Savoy, del neoyorquino Plaza y del mallorquín Maricel. Vean Le fils de Jean, probablemente la mejor película en lo que va de año aunque yo solo tuve ojos para Catherine Lean.

Reflexión dominical explícita: "Una soledad que únicamente puede describirse sin palabras".

Compartir el artículo

stats