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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

El niño Gonyalons

El 22 de octubre de 2011, el cooperante mallorquín Enric Gonyalons fue secuestrado en el Sáhara. Tras el impacto inicial, la sociedad y los medios de comunicación locales cumplieron a la perfección con la discreción que debe recubrir las negociaciones en semejante trance. Ni un atisbo de sensacionalismo, ni una molestia innecesaria a los allegados durante los nueve meses largos de cautiverio. Un ejemplo de respeto que enorgullece a una comunidad y que se mantuvo tras la liberación del secuestrado, previo pago de tres millones de euros. Sí, tres millones de euros abonados a escote en tiempos de rabiosos recortes sociales por los contribuyentes españoles. Incluidos, por cierto, los trabajadores de este diario.

Carles Gonyalons, hermano del anterior y a partir de ahora el niño Gonyalons, fue nombrado hace dos años director general de Deportes del Govern por razones desconocidas y por un sueldo que no le pagaría ninguna empresa privada. Su mayor logro es que Mallorca haya sido proclamada capital mundial de la violencia futbolística. El niño Gonyalons desempeña su cargo en la conselleria de Cultura, famosa por incubar la primera trama de corrupción de Més. Al destaparse el pastel por fortuna en fase embrionaria, el niño Gonyalons no perdió ocasión de cargar contra este diario. No por escrito, no sabe, sino sumándose a las humoradas de un director general de la Juventud que no podría dirigir ni un bingo de un Club de la Tercera Edad.

El niño Gonyalons posó con semblante endurecido y al borde de los pucheros detrás de la consellera destituida Ruth Mateu, un amago de marcharse. Sin embargo, el niño Gonyalons ha sido reafirmado en su cargo por la recién llegada Fanny Tur, en el primer error de su mandato. Curiosamente, el niño Gonyalons no ha pataleado por continuar cobrando. Es decir, le parece una ignominia la expulsión de la anterior consellera, pero se suma entusiasta a la decapitación. Sus principios están a la altura de su nula talla política. No busquen lógica en las chiquilladas del niño Gonyalons.

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